La forma en la que los distintos organismos se desplazan de un lado a otro es un factor determinante en la ecología, evolución, diversificación e incluso en la extinción de las especies. En el caso de los animales terrestres, caminar requiere la acción conjunta de gran cantidad de músculos que permite realizar ajustes constantes en la postura corporal para mantener el equilibrio y el rumbo. Sin embargo, entender la locomoción de animales extintos a partir de los registros fósiles ha sido todo un reto para los científicos.
En este contexto, un equipo multidisciplinario de científicos ha logrado crear simulaciones predictivas de la locomoción del 'Coelophysis bauri', un dinosaurio terópodo bípedo no aviano que habitó la Tierra durante el periodo Triásico, hace cerca de 210 millones de años, descubriendo que el movimiento lateral de su cola desempeñaba un papel dinámico crucial en su desplazamiento, especialmente al correr, cumpliendo una función análoga a la desempeñada por el movimiento oscilante de los brazos en los humanos.
Durante su investigación, publicada este miércoles en la revista Science Advances, los académicos desarrollaron un método de simulación predictiva basados en un modelo musculoesquelético en 3D de una especie de ave nativa de América llamada tinamú ('Eudromia elegans'). Una vez comprobaron la precisión de las predicciones generadas con su metodología, esta fue aplicada para determinar la influencia del movimiento de los segmentos corporales axiales (cuello, tórax, tronco y cola) en la locomoción de los de los terópodos.
El modelo desarrollado permitió a los investigadores determinar con precisión el papel que jugaba cada uno de los segmentos axiales en el desplazamiento del 'Coelophysis', al permitirles simular la biomecánica del dinosaurio bajo diferentes escenarios, como un cuello y cabeza estáticos, un eje corporal rígido, entre otras variantes.
Los resultados obtenidos, detallan los autores, demuestran que la lateroflexión de la cola jugaba un importante papel en la regulación del momento angular, al funcionar como una especie de amortiguador inercial que mantenía el movimiento de rotación del cuerpo del dinosaurio dentro de un rango limitado, haciendo que su locomoción fuera más eficiente en relación a la cantidad de energía requerida para desplazarse.
A pesar de que los académicos centraron su estudio en el 'Coelophysis bauri', estiman que es posible extrapolar los resultados obtenidos a otros terópodos bípedos no avianos, como el tiranosaurio y el velociraptor, ya que su constitución corporal es similar, comentó Peter Bishop, coautor del estudio.
A diferencia de investigaciones previas que consideraban que las largas colas de los terópodos eran simplemente una extensión estática y caudal de la pelvis que actuaba simplemente como contrapeso de sus largos cuellos y sus grandes y pesadas cabezas, esta investigación, señalan los autores, demuestra la importancia del movimiento lateral y la sincronización relativa de la cola, el cuerpo y las extremidades.
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