Un descendiente de la última dinastía gobernante de Rusia se ha casado este viernes en una solemne ceremonia religiosa en la antigua capital imperial, San Petersburgo.
La primera ceremonia nupcial de un representante de la casa Románov que tiene lugar en el país en más de un siglo se celebró en la catedral de San Isaac.
El gran duque Gueorgui (Jorge) Románov y su novia italiana Rebecca Bettarini, quien cambió su nombre a Victoria y se convirtió a la fe ortodoxa el año pasado, contrajeron matrimonio en ese icónico templo construido en el siglo XIX.
Centenares de invitados, incluidos miembros de una veintena de casas reales y representantes de los círculos políticos, empresariales, clericales y culturales de Rusia asistieron al evento.
La ceremonia fue seguida de un banquete en el Museo Etnográfico amenizado con la actuación de estrellas de la música clásica. Para la noche están programados fuegos artificiales y el sábado los recién casados organizan una fiesta en las afueras de la ciudad.
"Es muy, muy importante para mi familia", afirmó el novio antes de la boda, explicando que San Petersburgo es el primer lugar de Rusia que visitó.
Gueorgui, de 40 años, es hijo de la autoproclamada heredera al trono ruso, la gran duquesa María Románova, nieta del gran duque Cirilo Vladímirovich, primo del último zar ruso, Nicolás II, fusilado junto con su mujer e hijos por un grupo bolchevique en Ekaterimburgo en 1918.
Cirilo Vladímirovich escapó a Finlandia en verano de 1917 y luego se trasladó a Europa occidental, donde continuó el linaje familiar. Nacido en España, el gran duque Gueorgui pisó Rusia por primera vez en 1992. Actualmente reside en Moscú y trabaja en varios proyectos benéficos.
El zar Nicolás II, su hijo Alexis, su esposa Alejandra y sus tres hijas fueron canonizados por la Iglesia ortodoxa rusa en el año 2000.
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