La secretaria general de Amnistía Internacional (AI), Agnés Callamard, denunció este viernes el enfoque egoísta de algunos países occidentales, así como de empresas farmacéuticas que no declinan los derechos intelectuales de las vacunas anticovid, lo que impide una mayor administración de esos fármacos en los países pobres.
"Reino Unido, Noruega, Suiza y la UE (incluida Alemania) persisten en su egoísta actitud de bloquear la exención relativa a los ADPIC (Acuerdos sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio), mientras otros países siguen malgastando el tiempo y andándose con rodeos", cita a Callamard la página web del organismo.
"El comportamiento de las empresas farmacéuticas también ha sido vergonzoso: han aumentado los precios, han monopolizado la propiedad intelectual, han bloqueado las transferencias de tecnología, y [todo eso] para llenarse los bolsillos", continuó.
Tal situación, según acentuó la jefa de la ONG, indica que "la avaricia está triunfando sobre la vida y los derechos humanos". Callamard aseveró que mientras los Estados más pobres ni siquiera pueden asegurar la protección sanitaria de sus ciudadanos, los fabricantes de componentes anticovid, junto con sus naciones, están en camino hacia la recuperación económica.
En ese sentido, concluyó que el mundo está "a kilómetros" de poder cumplir con la meta de la Organización Mundial de la Salud de inocular al 40 % de la población de los países de bajos ingresos para finales de este año.
Prioridades evidentes
El pasado 24 de septiembre, AI publicó un informe acerca de cómo las principales empresas desarrolladoras de las vacunas contra el virus desataron "una crisis sin precedentes de derechos humanos" y crearon "una escasez de vacunas totalmente previsible".
En particular, dijo, se constata que AstraZeneca, BioNTech, Johnson & Johnson, Moderna, Novavax y Pfizer optaron por obtener cuantas mayores ganancias fueran posibles y no han querido compartir sus tecnologías para impulsar el ritmo de inmunización a nivel global. Así, todas las compañías mencionadas se negaron a transferir a otros sus conocimientos y rechazaron la propuesta de introducir una exención de los ADPIC.
Además, el documento recoge que solo AstraZeneca entregó sin retrasos la mayoría de sus dosis a los países más pobres mediante el mecanismo internacional Covax, que pretende promover un acceso equitativo a los fármacos anticovid. Mientras, Moderna todavía no ha enviado "una sola dosis" a los países más pobres, al tiempo que Pfizer y BioNTech siguen vendiendo su producto a un precio elevado.
En total, solo el 0,3 % de 5.760 millones de dosis distribuidas en todo el mundo ha llegado a a los países de bajos ingresos. Ese dato evidencia la falta de voluntad de las farmacéuticas para ayudar a los más vulnerables, lo que sumerge a "algunas zonas de Latinoamérica, África y Asia en nuevas crisis" con muertes "evitables", resalta el documento.