El 63 % de los mamíferos se extinguieron en África y la península arábiga hace unos 30 millones de años, cuando el clima pasó de pantanoso a helado, apunta el reciente descubrimiento de un equipo de científicos de la Universidad Duke de Estados Unidos.
Si bien el periodo de enfriamiento global durante la transición entre el Eoceno y Oligoceno —caracterizado por un rápido crecimiento de la capa de hielo antártico y una caída mundial del nivel del mar— ha sido muy estudiado por la ciencia, el impacto posterior sobre el clima y la vida en la Tierra no estuvo claro durante mucho tiempo.
Los investigadores señalan que el nuevo estudio publicado esta semana en la revista Communications Biology se basa en de décadas de recopilación de datos de los fósiles de cinco grupos de mamíferos. Específicamente de: carnívoros extintos llamados hyaenodontes, dos grupos de roedores de la familia 'anomaluridae' y dos grupos de primates, los 'strepsirrhines' (lémures y loris), y nuestros propios antepasados, los antropoides (simios y monos).
El período de transición entre los dos períodos geológicos estuvo marcado por un cambio climático dramático hacia el frío, algo inverso a lo que está sucediendo hoy en día, explican los expertos.
Precisamente durante el Oligoceno temprano, con el brusco decrecimiento de temperaturas, los bosques comenzaron a convertirse en praderas y el dióxido de carbono se volvió escaso. En consecuencia, casi dos tercios de las especies de mamíferos conocidas en Europa y Asia en ese momento se extinguieron.
"Está muy claro que hubo un gran evento de extinción y luego un período de recuperación", comentó el biólogo Steven Heritage de la Universidad de Duke.
Tras analizar distintas características de los fósiles, sobre todo sus dientes, el equipo pudo determinar cómo las especies diversificaron su dieta mientras se adaptaban al nuevo entorno.
"Vemos una gran pérdida en la diversidad de los dientes y luego un período de recuperación, caracterizado por nuevas formas dentales y nuevas adaptaciones", comentó el autor principal del estudio, Dorien de Vries, de la Universidad de Salford.
Curiosamente, los antropoides, nuestros antepasados, parecen estar entre las especies más afectadas, cuya diversidad de dientes se redujo casi a cero hace 30 millones de años.
Pese a la creencia de que los mamíferos africanos posiblemente habían escapado de este cataclismo, por el sencillo hecho de su clima más cálido y la proximidad al Ecuador, los biólogos han demostrado que incluso ellos se vieron igual de afectados como los de Europa y Asia.