Un equipo internacional de científicos asegura haber detectado en un periodo de apenas 47 días 1.652 ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés) provenientes de una fuente aún no identificada en el espacio profundo, según lo exponen en un estudio publicado esta semana en la revista Nature.
Desde que fueron descubiertas en 2007 por el astrónomo Duncan Lorimer y su estudiante David Narkevic, las FRB han fascinado e intrigado a la comunidad científica.Se trata de potentes pulsos de radio de origen desconocido que duran unos pocos milisegundos de promedio. Las fuentes, que suelen hallarse en galaxias situadas a millones o miles de millones de años luz de distancia, generan ráfagas rápidas de radio capaces de descargar tanta energía como cientos de millones de estrellas.
Los autores del reciente estudio obtuvieron los datos a partir del análisis de la actividad de la fuente denominada FRB121102 a lo largo del año 2019, y señalan que el número de FRB detectadas en solo 47 días hace que FRB121102 ostente el récord de fuente con mayor actividad de FRB jamás exhibida y registrada por astrónomos en la Tierra.
De momento, se desconoce la naturaleza de esta misteriosa fuente, pues los científicos no han encontrado ningún signo de periodicidad en las FRB emitidas, lo que significa que, probablemente, no se trate de un objeto compacto giratorio, como un magnetar, una estrella muerta altamente magnética.
De hecho, otro grupo de astrónomos informó en septiembre de un evento similar en nuestra propia galaxia, una fuente de señales de radio que no siguen un patrón de tiempo específico, por lo que no pueden ser originadas por un magnetar (que sí presenta periodicidad en su actividad).
Esto sugiere que las FRB no son generadas únicamente por magnetares u otros tipos de estrellas, sino que quizás se originan a partir de otros objetos cósmicos.
"La no detección de cualquier periodicidad o casi-periodicidad plantea desafíos para los modelos que involucran un solo objeto compacto giratorio", explican los investigadores. "La alta tasa de ráfagas también implica que las FRB deben generarse con una alta eficiencia radiativa, en detrimento de los mecanismos de emisión con grandes requisitos de energía o condiciones de activación artificiales", añaden.
La duración, repetición y polarización de las distintas FRB indica, además, que las fuentes que las emiten se hallan en entornos muy diferentes entre sí, por lo que, si bien el actual estudio aporta nuevos datos y perspectivas, aún se necesitan muchas más observaciones e investigaciones para desentrañar el misterio de las FRB.