La erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla española de La Palma, ha provocado que grande penachos de dióxido de azufre (SO2) se hayan desplazado cientos de kilómetros hasta alcanzar el norte de África, Europa y el Caribe, según el Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus.
Los científicos están haciendo un estricto seguimiento desde que el volcán entró en erupción el pasado 19 de septiembre, por primera vez después de 50 años. Desde entonces la lava ha arrasado más de 800 hectáreas y ha destruido más de 2.200 edificaciones, además de obligar a la evacuación de unas 7.000 personas.