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Una mujer siberiana, que vivió más de 30 años en un contenedor metálico sin calefacción ni electricidad, recibe un nuevo hogar gracias a blogueros

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Los activistas recaudaron unos 28.420 dólares para comprarle a Svetlana Chernova un piso en la ciudad rusa de Omsk.
Una mujer siberiana, que vivió más de 30 años en un contenedor metálico sin calefacción ni electricidad, recibe un nuevo hogar gracias a blogueros

Un grupo de blogueros ha ayudado a comprar un piso a una residente de la ciudad siberiana de Omsk (Rusia) que tras perder su trabajo en una fábrica militar soviética vivió durante más de tres décadas en un gran barril metálico oxidado.

En la antigua vivienda de Svetlana Chernova no había agua corriente ni gas, además, hace dos años le cortaron la electricidad. La pensionista debía caminar cientos de metros para conseguir agua y calentar su casa con una estufa de leña.

La mujer, de 64 años, explicó que, sin parientes y con una pensión de unos 200 dólares, no podía alquilar un apartamento después de perder su trabajo como operadora de grúa cuando la planta en la que trabajaba cerró tras el colapso de la URSS en 1991.

Cuando las autoridades se enteraron de la situación de la pensionista, solicitaron documentos que demostrarían que estaba legalmente autorizada a vivir en el contenedor metálico, incluyendo detalles sobre la propiedad, para poder proporcionarle una vivienda adecuada. La mujer explicó que los formularios que había presentado en su momento se han perdido y son irrecuperables.

La planta, en la que trabajó Chernova, no pudo ofrecer suficientes viviendas para todos los empleados, por lo que algunos recibieron estructuras parecidas a barriles para vivir temporalmente mientras esperaban a que se les designara un piso. En invierno, los que vivían en los alojamientos improvisados tenían que dormir con la ropa puesta debido a los problemas de calefacción de las estructuras. Mientras que en verano, los residentes no tenían respiro del calor, recuerda la mujer.

Inicialmente, Chernova vivía en la residencia de la planta, pero el comité sindical le sugirió en 1986, que se trasladara a un contenedor, ya que así se reduciría considerablemente la lista de espera para un piso. Sin embargo, los planes no llegaron a buen puerto luego de que en el país comenzara la perestroika. La fábrica militar acabó por desaparecer y la cola de espera para las viviendas quedó como una reliquia del pasado.

"Estaban construyendo un edificio de nueve plantas cerca, me prometieron que podría tener un apartamento de dos habitaciones en él", reveló. "Cuando los estaban distribuyendo, yo estaba trabajando en la grúa, y otra mujer se me adelantó. Después ella vendió su casa y se fue a Alemania. Me quejé al director. Se encogió de hombros y dijo que el negocio ya iba mal", agregó. "Por alguna razón, otras personas recibieron viviendas. Acudí muchas veces a la administración, pero fue en vano", señaló.

Anteriormente, Chernova rechazó rotundamente las propuestas de los servicios sociales de trasladarla a una residencia de ancianos, descontando el 70% de su pensión como pago. "Casi me obligaron a hacerlo. Pero creo que me merezco mi propia casa. Espero que me encuentren un apartamento", dijo.

También rechazó otras ofertas: hace poco dos habitantes de Omsk la invitaron a vivir con ellos. "Quería aceptar. Pero he mirado y me he dado cuenta de que no servirá. Una casa está demasiado lejos de la ciudad. Y la segunda simplemente no me gustó. Y el propietario está allí sin esposa; quizá me llamó por alguna razón", apuntó.

Las condiciones de vida de Chernova provocaron la indignación de los activistas de la comunidad. Varios voluntarios le ayudaron con comida, y finalmente un grupo de blogueros consiguió recaudar más de dos millones de rublos (unos 28.500 dólares) para comprarle un nuevo piso.

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