Los cosmonautas rusos tienen programado recurrir en 2022 a una centrifugadora para incubar huevos de codornices en condiciones de ingravidez, aseguró el subdirector de ciencia del Instituto de Cuestiones Biomédicas de la Academia de Ciencias de Rusia, Vladímir Sychov, en una entrevista con la agencia RIA Novosti.
El experimento se llevará a cabo en el nuevo módulo multiuso del laboratorio Naúka ('Ciencia', en ruso), acoplado a la Estación Espacial Internacional en julio pasado. Sin embargo, no es el primero de su índole, puesto que los investigadores rusos ya habían incubado en el espacio esta misma ave cuando contaban con la estación orbital nacional Mir, hasta el año 2001.
Aquella prueba demostró que sí era posible obtener polluelos a partir de huevos traídos desde la Tierra, aunque el porcentaje de eclosiones exitosas fue menor del que normalmente se observa en el planeta y aquellas crías que no salieron del huevo se habían desarrollado con anomalías.
Aunque aún no hay una explicación clara para las anormalidades detectadas, Sychov considera que la radiación y la ingravidez son factores negativos. Además, afirma que, ante la falta de gravedad terrestre, las crías recién salidas del cascarón no podían siquiera alimentarse y perdían tanto la orientación como "todos los reflejos puestos por la naturaleza", por lo que los cosmonautas tenían que darles el alimento con la mano para que no mueran.
Frente a la falta de certezas sobre los factores que realmente impiden la eclosión de los huevos y el desarrollo normal de los polluelos se tomó la decisión de llevar a cabo estudios adicionales con gravedad artificial, para lo que se utilizará una centrifugadora.
Relevancia del experimento
El futuro experimento es "interesante para los estadounidenses y los europeos", afirmó Sychov. Además, en su opinión, tiene mucha importancia para las futuras expediciones al espacio: "Las codornices pueden ser incluidas en el sistema biológico de subsistencia para los vuelos interplanetarios".
En total, los científicos planean incubar 14 huevos en ingravidez y otros tantos en la centrifugadora, detalla la entrevista. Sin embargo, los polluelos no aparecerán en la EEI, dado que carece de espacio libre en interiores para mantener las aves. Los tripulantes, por su parte, deberán bañar los huevos en formaldehído para conservarlos en ciertas fases de desarrollo de los embriones (hasta el día 14) e investigarlos luego en la Tierra.
En un blog redactado para RT en 2010, el cosmonauta Fiódor Yurchijin aseguró que el propio "nacimiento de codornices en órbita" era ya un gran logro.
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