Quedan exactamente 21 días para que Venezuela celebre las llamadas 'megaelecciones', un complejo evento comicial que definirá 3.082 cargos públicos distribuidos en 23 gobernaciones, 335 alcaldías, curules para los Consejos Legislativos Estadales y para las cámaras municipales.
La ruta a estos comicios ha sido forjada desde principios de este año con una serie de acercamientos y negociaciones que permitirán la participación de 70.244 candidatos, de los cuales 3.082 son del chavismo —uno por cada cargo en disputa— y el resto de las distintas facciones opositoras. Los aspirantes se distribuyen en 329 para las gobernaciones; 4.462 para las alcaldías; y 65.000 para las diputaciones regionales y locales.
A pesar de que no será una elección nacional, el evento representa un punto de inflexión para el contexto venezolano, por lo que RT conversó con el escritor Enrique Ochoa Antich y el filósofo Miguel Pérez Pirela, quienes están en las antípodas de sus posiciones políticas, para indagar sobre el clima en el país, las perspectivas para 2022 y lo que se juegan los actores que compiten en los comicios.
La suspensión del diálogo en México
El mes pasado, la suspensión del diálogo que mantenían en México el Gobierno y la oposición generó ruido de cara a la elección de noviembre, ya que la decisión obedeció a la extradición del empresario y diplomático Alex Saab a EE.UU., quien había sido previamente designado como representante del Ejecutivo en la mesa de negociaciones.
Para Ochoa Antich, la pausa en el diálogo es un "error" y la designación de Saab como delegado, "una provocación innecesaria". A pesar de esto, considera que esos hechos no tendrán ningún impacto decisivo en las elecciones porque, "ni el Gobierno puede escaparse de las concesiones hechas para la participación del G4, ni éste de su compromiso de participar".
"Comprendo el agradecimiento que el gobierno le tiene [a Saab] por haber salido en su auxilio cuando las mayores dificultades —con el CLAP, por ejemplo—. Pero los intereses del país no pueden depender del destino de una individualidad. Yo confío en que el gobierno regrese a la mesa pronto", asevera el político opositor, quien tilda de "inoportuna" la extradición del diplomático a EE.UU.
A su juicio, "si Saab cometió delitos en EE.UU., lavado de dinero, por ejemplo, ese país tiene el derecho de procesarlo, pero si se le quiere procesar por delitos cometidos en Venezuela, como sobreprecios y sobornos, me parece una acción extraterritorial inaceptable".
Por su parte, Pérez Pirela recuerda que justo antes que iniciaran las conversaciones en México, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, alertó que los representantes de la oposición actuaban más como fichas de EE.UU. que como un grupo político que adversa a su Gobierno.
El analista coincide con Maduro y afirma que la oposición radical que participa en los diálogos es una facción que en los últimos años "se ha dado a la tarea de desestructurar y de tratar de boicotear la institucionalidad del país, con la creación del gobierno paralelo de Juan Guaidó", por lo que eso "hace muy complejo el panorama" para las negociaciones.
Provocaciones contra el diálogo
"Hay un boicot por parte de factores que hacen un doble juego: por una parte apuestan a un diálogo y a una mesa de negociación, pero por otro vemos repetidos intentos por dañarlo", asegura Pérez Pirela, quien recalca que antes del retiro del Gobierno de la mesa de negociación hubo varias "provocaciones" externas para intentar sabotear los acercamientos.
El primero de ellos, dice, fue "el robo Monómeros que concretó el presidente de Colombia, Iván Duque; luego las afirmaciones injerencistas de Josep Borrell sobre Venezuela; y finalmente el caso de Álex Saab, que terminó haciendo que el gobierno venezolano se levantara de la mesa. Son hechos reales y puntuales que siguen la lógica de las oposiciones, que juegan al policía bueno y al policía malo".
Todo esto, añade, "va a contrapelo del querer de los venezolanos, que finalmente terminan secuestrados —estén a la derecha, a la izquierda o en el centro— por la oposición extremista que no decide por sí misma y que hace pensar, a pocas semanas de unas megaelecciones y ante un escenario electoral adverso generado por sus continuos errores, que por enésima vez podrían retomar la denuncia del fraude".
Varias "oposiciones y chavismos"
Para Ochoa Antich la perspectiva electoral que se avecina depende de las posturas que asuman las distintas oposiciones y los "varios chavismos" que, asegura, se oponen al Gobierno.
"El gobierno es, hace ya muchos años, una minoría en el país: con 30 % ganó Maduro en 2018 y con 26 % ganó el PSUV en 2020. No solo hay varias oposiciones sino que hay varios chavismos: uno que está en el gobierno, otros que están en la oposición, lo que ha hecho que una fuerza que solía rondar el 60 % esté reducida a 30 %", considera el político opositor.
Por eso, insiste, son los votantes los que deben hacer el trabajo que no han logrado los partidos. "Si los electores de oposición hacen por abajo lo que las cúpulas de los partidos no hicieron por arriba: unirse y concentrar el voto en las candidaturas más legítimas y con más opción, tanto el G4 como la Alianza Democrática e incluso candidaturas independientes, pueden ganar en muchos estados decisivos como Zulia, Lara, Táchira, Mérida, Miranda, Sucre, Nueva Esparta, Bolívar, Caracas, La Guaira y Amazonas", sostiene Ochoa Antich.
¿Sorteará la oposición las fracturas internas?
Las distintas fracciones de la oposición han protagonizado en los últimos meses señalamientos cruzados a varios de sus voceros por estar implicadas en delitos de corrupción. Esto ha aumentado las fracturas internas y generado un clima de desconfianza entre sus seguidores.
Ochoa Antich indica que esa situación representa "un episodio muy lamentable para la oposición", porque le impide mostrarse como referente para los votantes que no simpatizan con el chavismo e implica que ninguna de esas opciones políticas "tiene la autoridad ni moral ni política para gobernar a Venezuela".
Por eso, alega que está surgiendo una tercera vía, alejada del gobierno y la oposición, que "está comenzando a tomar cuerpo desde los municipios y los estados".
No obstante, Pérez Pirela da por descontado que la excesiva fragmentación de la oposición venezolana será su vía rápida al fracaso en las urnas. "El triunfo electoral es la unidad de las fuerzas y nunca la oposición había estado tan dividida, un divisionismo generado desde las sombras por Leopoldo López con Juan Guaidó y compañía", insiste el analista.
Además, advierte que la oposición es, en este momento, "un negocio comercial de traficantes de influencias". "Hay políticos –argumenta Pérez Pirela– que han devenido en una especie de mafia que sustrae los recursos de los venezolanos en el extranjero, que tiene 20 años viviendo de EE.UU., Europa y las oenegés, y que sabe que aunque puede ir por el camino democrático, le resulta mejor secuestrar la política para ganar mucho dinero".
En términos políticos, sin embargo, el tablero pareciera favorecer al Gobierno, que nunca ha rehuido del camino electoral y que no tiene ningún complejo de vencer a una oposición que llevará a varios candidatos para un mismo cargo. "Esa división, en términos electorales, es el más grande regalo que le pueden dar las oposiciones al gobierno, una división que radicalizó Donald Trump con el invento de Juan Guaidó", alega Pérez Pirela.
En ese punto, Ochoa Antich converge, ya que estima que el resultado se verá "aritméticamente" afectado por las fracturas opositoras, que son "la principal ventaja" que tienen los candidatos del gobierno.
¿Cómo será el clima post-electoral?
Pero más allá de las sumas o restas, las divisiones opositoras y la coalición del chavismo, Ochoa Antich pronostica que después de esos comicios, "nadie se quedará fuera" del tablero político, sino que habrá más actores en juego.
El siguiente paso sería, en su criterio, la conformación de un "Gobierno de Emergencia y Unidad Nacional" que aúne esfuerzos para "desbloquear al país del mundo" y llegue a un "consenso en materia de política económica". De lo contrario, pronostica que "la devastación del país continuará".
Para Pérez Pirela, mientras tanto, lo más probable es que algunas de las oposiciones vuelvan al juego político dentro del orden democrático, luego de que ganen ciertas alcaldías y gobernaciones, aunque no la mayoría. "Eso abrirá un proceso de reinstitucionalización que dejará aislados y relegados a una minoría, a esos factores que juegan a romper el juego republicano e institucional, la estructura del Estado Nación de Venezuela".
¿Cómo será el rol de la UE en los comicios?
Ochoa Antich explica que tanto la presencia de misiones de la UE y de la ONU como observadores del proceso electoral, podrían llevar "a un restablecimiento de relaciones de Venezuela con toda Europa, y al aislamiento de los sectores más conservadores y guerreristas de EE.UU.".
"Si esa presencia de la UE y la ONU se salda en el reconocimiento de que el sistema electoral venezolano no permite fraude, y de que más allá de los abusos de poder, que son y serán muchos, los resultados son los que son, eso ayudará a abrir la posibilidad de un cambio democrático en paz y soberanía para 2024", añade.
Por su parte, Pérez Pirela indica que la presencia de la UE, con base a los señalamientos que hizo previamente Josep Borrell, podría convertirse en un agente que genere polémica y que asuma finalmente un rol como el que ejecutó la Organización de Estados Americanos (OEA) en Bolivia, que decantó en un golpe de Estado contra el entonces presidente Evo Morales.
"¿El rol de la UE será, por ejemplo, el mismo de la OEA en Bolivia, que hacen el papel de acompañantes y terminan preparando un golpe de Estado? Estamos en un momento en el que hay más preguntas que respuestas y más dudas que certezas", señala Pérez Pirela, quien cree que con las conversaciones de México paralizadas, sigue latente la posibilidad de que la oposición vuelva a refugiarse en la denuncia del fraude.
Las relaciones entre Caracas y Washington
Uno de los puntos clave que queda en el tintero es qué pasará con la relación de Venezuela con EE.UU., teniendo en cuenta que la oposición —incluso la que respalda a Guaidó— participará en la elección del 21 de noviembre.
Según el filósofo venezolano, después de los comicios, Washington podría cambiar su postura con respecto a Caracas, ya que el factor comercial pudiera determinar un acercamiento. Más allá de que la política actual de Joe Biden esté alineada con la gestión de su antecesor Donald Trump, Pérez Pirela no descarta la posibilidad de que desde la Casa Blanca se apueste a una normalización.
"Es lo mismo que está pasando en Colombia, que su economía ha caído, el comercio y el empleo, y por eso se da el acercamiento del parlamento colombiano con el venezolano. Además, como Gustavo Petro [candidato de izquierda] puntea en las encuestas a la Presidencia, los factores políticos empiezan a darle la espalda a Iván Duque y a su mentor Álvaro Uribe", agrega.
Ochoa Antich coincide en que la elección de Petro en Colombia es bastante probable y avizora que de concretarse, implicaría "un cambio de fondo en las políticas del Estado colombiano a lo interno y a lo externo" con Venezuela, aunque recuerda que el candidato colombiano "ha sido muy crítico de Maduro, llegando incluso a llamarlo dictador".
De momento, el cronograma electoral sigue su camino, aunque hay factores que todavía podrían influir en el desarrollo del evento, como la visita del Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, quien llegó el domingo a Caracas.
Mientras tanto, en la recta final de la campaña, los partidos parecen jugar a dos bandas: por un lado, apuestan por alcanzar el mayor número de votos para cargos de elección popular; y por el otro, abogan por allanar el camino a la normalización política y la estabilidad del país.