Hace aproximadamente una década, científicos fijaron su atención sobre una enigmática franja de 75 km cubierta por fragmentos de vidrio fundido en el desierto de Atacama en Chile.
El misterio en torno al calor tan intenso que abrasó el suelo arenoso de la zona hasta convertirlo en placas de vidrio de silicato acaba de ser aclarado por un estudio realizado por investigadores de EE.UU. y Chile y publicado el 2 de noviembre en la revista Geology.
Según los autores, el calor extremo que dio origen al fenómeno se debe a un cometa que explotó hace unos 12.000 años -cerca del final del Pleistoceno- justo por encima de la zona. Los fragmentos retorcidos y doblados de vidrio de silicato de hasta 50 cm de ancho "concentrados en ciertas áreas del desierto de Atacama cerca de Pica indican casi simultáneas e intensas explosiones en el aire cerca de la superficie de la Tierra", reza el artículo.
Los investigadores señalan en su estudio que las muestras de vidrio del desierto contienen pequeños fragmentos de minerales que a menudo se encuentran en rocas de origen extraterrestre. Estos coinciden con la composición del material traído a la Tierra por la misión Stardust de la NASA, que tomó muestras de las partículas de un cometa llamado Wild 2, según un comunicado emitido por la Universidad de Brown (EE.UU.), participante en la investigación.
Los científicos sugieren que estos minerales cayeron al desierto después de la explosión del cometa que derritió su superficie arenosa.
"Es la primera vez que tenemos evidencia clara de vidrios en la Tierra que fueron generados por la radiación térmica y los vientos de una bola de fuego que explotó justo sobre la superficie", señaló Pete Schultz, profesor emérito del Departamento de Tierra, Medio Ambiente y Planetario de la universidad estadounidense.
"Muchos de nosotros hemos visto bolas de fuego de bólidos atravesando el cielo, pero esos son pequeños puntos en comparación con esto", dijo el científico, quien descartó las hipótesis anteriores de que los fragmentos de vidrio fueran resultado de antiguos incendios de pastos, ya que la región no siempre fue un desierto.
El análisis químico detallado de docenas de muestras tomadas de depósitos de vidrio en toda la región, llevado a cabo conjuntamente con el Centro de Ciencias Fernbank de EE.UU. y la Universidad Santo Tomás y el Servicio de Geología y Minería de Chile, encontró que unos minerales llamados circones se habían descompuesto térmicamente hasta formar otro mineral denominado baddeleyita.
Esa transformación de un mineral en otro generalmente ocurre a temperaturas superiores a los 1.650 grados centígrados, un nivel de calor mucho más alto que el que podría generar una quema tradicional de pastos, explicó Schultz.