El presidente peruano, Pedro Castillo, ha sobrepasado el umbral simbólico de los primeros 100 días de Gobierno en medio del huracán causado por las declaraciones de un excomandante del Ejército, quien denunció presiones para ejecutar el ascenso irregular de varios militares.
José Vizcarra, quien había sido nombrado en agosto pasado como Comandante General del Ejército del Perú, fue pasado a retiro a inicios de este mes y de forma "inesperada", según contó. Para el militar, las razones de su salida tienen que ver con la oposición que tuvo ante los ascensos "fuera de ley" de algunos oficiales.
De acuerdo con su testimonio, el Gobierno de Castillo le habría planteado que buscara el modo de ascender a dos militares que no cumplían los requisitos para ese movimiento. Esas revelaciones provocaron que el ministro de Defensa, Walter Ayala, pusiera su cargo a la orden y quedara en entredicho la actuación del secretario de la Presidencia, Arnulfo Bruno Pacheco Castillo, y del propio mandatario, sumando otro escándalo a la administración del izquierdista, que apenas la semana pasada logró la cuestión de confianza para su segundo Gabinete en cuatro meses.
"Un sinsabor"
"Siento un sinsabor por este relevo inesperado después de tres meses de asumir el comando, sin explicación alguna de parte de quienes tienen la obligación y el deber moral de haberme comunicado oficialmente", dijo Vizcarra en su discurso de despedida.
Sin embargo, su tono subió el lunes, cuando ofreció una entrevista a RPP y aseguró que tenía la "obligación moral de decir la verdad" sobre su salida, disparando las acusaciones contra el Gabinete de Castillo por presuntamente presionarlo para ejecutar los ascensos de los coroneles Carlos Sánchez Cahuancama y Ciro Bocanegra.
Aparentemente, la promoción de ambos militares había sido recomendada por el Gobierno de Castillo. "Los días 11, 12 y 13 de octubre (...) el ministro [Pacheco] me increpó que los recomendados no habían sido ascendidos", aseveró Vizcarra, quien alegó que ninguno de los sugeridos contaba con los méritos suficientes, a lo que el secretario de la presidencia le respondió: "Todo se puede si se quiere".
El excomandante aseveró que Castillo estaba al tanto de la situación, aunque en ese momento se habría comprometido a respetar el criterio del ahora excomandante. El miércoles de esta semana, Vizcarra compareció ante la Comisión de Defensa del Congreso para entregar una copia de los chats que corroborarían sus denuncias.
En esos chats estarían implicados el ministro Ayala, el edecán presidencial y hasta el mandatario. "Todas las comunicaciones las tengo acá por WhatsApp, las he impreso, las voy a entregar (...) de manera directa porque no pienso tampoco hacer mediático este tema para nada. Termino mi participación en esta honorable sala y yo pienso desvincularme de este tema, porque si a mí me está haciendo daño, imagínese al Ejército".
Vizcarra habría pedido el que contenido de las conversaciones se mantuviera de manera confidencial para evitar su filtración a la prensa, por lo que también se opuso a que todos los miembros de la comisión de Defensa tuvieran acceso a los documentos impresos.
Vizcarra habría pedido que el contenido de las conversaciones se mantuviera de manera confidencial para evitar su filtración a la prensa.
Pero el escándalo no paró ahí. Otros militares del Ejército peruano se pronunciaron ese mismo día para denunciar que habría al menos dos ascensos irregulares, aunque estos contaron con la anuencia de Vizcarra. Los generales Julio Domínguez Vasco y Marco Campos Gerónimo afirmaron que tenían pruebas del presunto favoritismo para las promociones sin mérito, y propusieron presentarlas ante Castillo.
Aunque Vizcarra negó que eso haya sido así, el abogado de ambos militares, Jesús Barboza Cruz, cuestionó la actuación del excomandante: "¿Por qué no aplicó esa misma meritocracia con los generales Marco Campos y Julio Domínguez, que ocupaban el primer y segundo lugar en el cuadro final?".
Denuncias, ausencias y comparecencias
En medio de la turbulencia, el procurador especializado en delitos de corrupción de funcionarios, Javier Pacheco, denunció al secretario presidencial por el presunto delito de tráfico de influencias, en agravio del Ejército peruano.
El miércoles, tras acudir a una comparecencia ante la Comisión de Justicia en el Congreso para explicar el alcance de una cuestionada resolución que autoriza el apoyo de las Fuerzas Armadas a la Policía Nacional para las labores de seguridad en las ciudades de Lima –y que había sido reprobada por el excomandante Vizcarra–, Ayala aseguró que se mantendría en funciones.
"Puse mi cargo a disposición y el presidente me ha dicho que siga trabajando", declaró Ayala a medios locales, tras asegurar que tenía "la conciencia tranquila". "Si no he hecho nada, por qué voy a renunciar", agregó.
Pero este jueves la Fiscalía anunció que abriría una investigación preliminar contra Ayala por las supuestas presiones ejercidas para los ascensos en las Fuerzas Armadas. La pesquisa se hará para comprobar la presunta comisión de los delitos de abuso de autoridad y patrocinio ilegal.
La investigación del Ministerio Público no será solo al ministro, sino que también incluirá a Pacheco y a todas las personas que estén detrás de las promociones indebidas, en caso de que se confirmen las denuncias.
"En los próximos días, el Ministerio Público recogerá los testimonios del ministro Walter Ayala, del secretario general Bruno Pacheco, y de los excomandantes generales del Ejército y de la Fuerza Aérea del Perú, José Vizcarra Álvarez y Jorge Chaparro Pinto, respectivamente, entre otras diligencias", adelantó la Fiscalía.
Más allá de las implicaciones directas que tiene el caso contra parte del Gabinete y el propio Castillo, los medios peruanos han especulado sobre el impacto que tendrá la continuidad de Ayala, especialmente por la postura de la premier, Mirtha Vásquez, quien no asistió al acto en el que el mandatario celebraría sus primeros 100 días en el poder.
La escandalosa ausencia de Vásquez en Ayacucho desató los rumores de una grieta con el mandatario, quien la nombró en el cargo gracias a su perfil moderado.
Vásquez, que sucedió al polémico Guido Bellido como jefe del gabinete y avaló la salida del exministro de Interior, Luis Barranzuela, (por un escándalo con menores implicaciones que el que involucra a Ayala), prometió el lunes que se "tomarían decisiones que se comunicarán en las próximas horas", tras divulgarse las denuncias por los supuestos ascensos irregulares. Pero las horas pasaron y el mandatario no sacó al titular de Defensa.
La tarde del miércoles, la escandalosa ausencia de Vásquez en Ayacucho desató los rumores de una grieta con el mandatario, quien la nombró en el cargo gracias a su perfil moderado. Algunos parlamentarios, como la congresista Susel Paredes, incluso la conminaron a no renunciar si Ayala se mantenía como ministro de Defensa.
"Si el presidente no lo quiere sacar [a Ayala], lo sacamos nosotros [el Congreso]", prometió Paredes, del partido Somos Perú. "Yo he firmado la interpelación, seguramente va a terminar en una censura. Se tendrá que ir a su casa", agregó.
De momento, el puesto de Ayala dentro del Gabinete se mantiene, aunque ya Somos Perú ha solicitado su dimisión. Hoy se espera el debate en el Plano del Congreso y uno de los puntos será una moción de interpelación al titular de Defensa, quien además deberá comparecer ante la Comisión de Defensa este viernes.
Nazareth Balbás
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