El programa de construcción y operación de 100 bombarderos furtivos B-21 Raider de próxima generación probablemente les costará a los contribuyentes estadounidenses al menos 203.000 millones de dólares durante 30 años, según las nuevas estimaciones de la Fuerza Aérea.
La cifra representa la estimación más completa hasta la fecha para este programa altamente clasificado, que en 2015 fue adjudicado a Northrop Grumman, informa Bloomberg.
Según las cifras proporcionadas a la agencia, el costo total del proyecto, en dólares del año fiscal 2019, incluye 25.100 millones para el desarrollo, 64.000 millones para la producción y 114.000 millones de mantenimiento y operación de una flota de 100 aeronaves durante 30 años.
Esos costos son parte de un enorme presupuesto asignado por el Pentágono en su esfuerzo por actualizar su tríada de armas nucleares (con base en tierra, mar y aire), incluidos los nuevos portaviones clase Ford, submarinos clase Columbia y casi 2.500 cazabombarderos furtivos F-35 en tres versiones: para la Fuerza Aérea, la Armada y la Infantería de Marina, indica la agencia.
Pero estos gastos no son definitivos, ya que el coste estimado de 114.000 millones de dólares en mantenimiento "habrá madurado cuando el programa comience a desplegar aviones y se acumulen los costos reales: mano de obra, mantenimiento, modificaciones, horas de vuelo, consumo de combustible", sostiene la jefa de adquisiciones interina de la Fuerza Aérea, Darlene Costello, citada por Bloomberg.
Los bombarderos sigilosos pesados B-21 están llamados a reemplazar gradualmente a la flota de aviones de largo alcance B-52 y B-2 Spirit (también de Northrop Grumman) que son hasta la fecha las aeronaves más complejas del mundo y las más caras de mantener.
Sin embargo, pese a que ya se había informado de que cinco prototipos de estos aviones ya están en producción, su aspecto definitivo aún no se ha dado a conocer.