David Neal Cox, de 50 años, fue ejecutado este miércoles en la Penitenciaría Estatal de Misisipi mediante una inyección letal, convirtiéndose en el primer preso al que se aplica la pena capital en nueve años en este estado estadounidense, recogen medios locales.
El hombre se declaró culpable en 2012 de matar a tiros a Kim Kirk Cox, su esposa con quién no convivía, y agredir sexualmente a su pequeña hijastra frente a la madre moribunda, entre varios otros cargos. Fue condenado a muerte y abandonó todas las apelaciones, presentando documentos judiciales declarándose a sí mismo "merecedor de la muerte", informa AP.
Lindsey Kirk, la hijastra del hombre condenado, que ahora tiene 23 años, presenció la ejecución de su violador y asesino de su madre. La muchacha tenía 12 años cuando Cox irrumpió en su casa y tras disparar a su esposa, la agredió sexualmente tres veces. El agresor retuvo a Lindsey junto a uno de sus hermanos menores como rehenes durante más de ocho horas la noche del 14 al 15 de mayo de 2010 en el pueblo de Sherman, hasta que fueron liberados por la Policía.
Lindsey había confesado que David Cox estuvo abusando de ella a lo largo de varios años pero no se atrevió a contárselo a su madre hasta el 2009, ya que el padrastro la amenazaba con matar a ella y a su familia.
Después de que las agresiones salieron a la luz, el hombre fue arrestado y acusado de violación de menores, agresión sexual, abuso infantil y posesión de metanfetamina. Sin embargo, evitó el juicio y quedó en libertad en abril de 2010. A pesar de que Kim Cox obtuvo una orden de alejamiento en su contra y se mudó a la casa de su hermana, no pudo evitar que el hombre la encontrara y cometiera el crimen atroz.