Un estudio publicado este viernes revela que las células especializadas de los circuitos neuronales que facilitan el aprendizaje complejo en los pájaros cantores tienen un sorprendente parecido con un tipo de célula neuronal asociada al desarrollo de la motricidad del cerebro humano.
"Estas son las propiedades que se necesitan si se quiere tener un canto masculino que sea preciso y distinto para que la hembra pueda elegir con qué pájaro quiere aparearse", aseguró el coautor del estudio Henrique von Gersdorff, científico sénior del Instituto Vollum de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón (OHSU por sus siglas en inglés). "Se necesita un cerebro altamente especializado para producir esto", agregó.
Los investigadores afirman que el conjunto de neuronas y canales iónicos que intervienen en el canto del pinzón cebra macho se parece mucho a un conjunto similar de neuronas conocido como células de Betz en la corteza motora primaria del cerebro humano. Estas tienen axones largos y gruesos que pueden propagar picos a velocidades y frecuencias muy altas. Por ello, se cree que son importantes para la motricidad fina de manos, pies, dedos y muñecas.
"Piense en un pianista", dijo el coautor Claudio Mello, doctor en medicina y profesor de neurociencia del comportamiento en la Facultad de Medicina de la OHSU. "Piensan tan rápido que tienen que recurrir a recuerdos y acciones aprendidas y almacenadas. Tocar la guitarra es lo mismo".
Mello señaló que el nuevo estudio profundiza en la comprensión científica del mecanismo implicado en el aprendizaje de la motricidad fina: "Se trata de un modelo muy importante, y creemos que este nuevo estudio tiene un amplio potencial", agregó.
El hecho de que estas mismas propiedades del circuito motor sean compartidas por especies que divergieron hace más de 300 millones de años habla de la fuerza del descubrimiento, apuntaron los investigadores. Asimismo, afirman que las propiedades neuronales que descubrieron en el pinzón cebra macho pueden haberse optimizado para la velocidad y la precisión a través de la evolución convergente.
El estudio también sugiere cuáles son los mecanismos que pueden estar implicados cuando la conexión se estropea. Es posible que algunas mutaciones genéticas que afectan a estas células de Betz causen efectos relativamente leves, como la tartamudez, que puede superarse mediante el aprendizaje, mientras que otras mutaciones podrían tener efectos más pronunciados, como la esclerosis lateral amiotrófica, o ELA.
El estudio fue publicado este viernes en la revista Nature Communications.