Los días 9 y 10 de diciembre el presidente de Estados Unidos Joe Biden va a presidir una cumbre virtual, en la que participarán líderes de otros países, activistas y representantes del sector privado, donde se abordarán las iniciativas para defender los derechos humanos y el régimen democrático. Al evento llamado Cumbre por la Democracia también fue invitado Taiwán, que figura en la lista de los participantes junto con 109 países.
Washington no reconoce a Taiwán, que se autogobierna con una administración propia, como un país independiente, pero mantiene una política de ambigüedad estratégica hacia la isla, reservándose el derecho a mantener relaciones especiales con Taipéi que, en su opinión, toma sus propias decisiones.
Pekín insiste en que cualquier negociación con Taiwán que pase por encima del Gobierno central viola el principio clave de su política de una sola China y las disposiciones de los tres comunicados conjuntos entre China y EE.UU.
Esta vez no ha sido la excepción: la portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán de China, Zhu Fenglian, ha declarado en una rueda de prensa este miércoles que la decisión de EE.UU. de invitar a Taiwán al evento sobre democracia "es un error".
"Nos oponemos firmemente a cualquier forma de interacción oficial entre EE.UU. y la isla, lo cual es una postura clara y consistente", manifestó la funcionaria china, en referencia a la inclusión de Taipéi en la lista de los participantes, donde figura al lado de naciones soberanas como si tuviera el estatus de un país reconocido internacionalmente.
La mayoría de los países, incluida Rusia, reconocen a Taiwán como parte integral de la República Popular China, que a su vez considera a Taiwán como una provincia propia.
En opinión del escritor Iñaki Gil de San Vicente, conocido por sus posturas marxistas, para elegir a los invitados de la cumbre, Washington se guio por el interés propio y busca los beneficios que podría sacar de la participación de los diferentes actores internacionales.
"Naciones Unidas no participa porque ya EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Alemania se han dado cuenta de que tal y como está evolucionando el mundo, Naciones Unidas ya es un peligro para el imperialismo norteamericano, y Norteamérica ya no tiene poder absoluto sobre Naciones Unidas", comentó el analista a RT.
La isla en disputa
La isla de Taiwán se autogobierna con una administración propia desde 1949, cuando el general Chiang Kai-shek (1887-1975) se refugió allí tras ser derrotado en la guerra civil con los comunistas de Mao Zedong.
En la década de 1980, para la unificación del país, Deng Xiaoping, el entonces presidente de la República Popular China, propuso una política de "un país, dos sistemas", que comprendió la coexistencia de los modelos políticos y económicos de la de China continental y ciertas regiones, incluida la taiwanesa.
Sin embargo, ya bajo el liderazgo de Xi Jinping, el gigante asiático se inclinó hacia la necesidad de asegurar el principio de una sola China. El nuevo enfoque, que, entre otros, comprendió la erosión de la independencia de Hong Kong, fue rechazado por las autoridades de Taiwán, que en los últimos años optaron por una posición más beligerante hacia la China continental.