El afroamericano Anthony Broadwater, sentenciado hace 40 años por un caso de violación sexual que fue centro de las memorias de la aclamada escritora Alice Sebold, tituladas 'Lucky' ('Afortunada', en inglés), fue absuelto este lunes por la Corte Suprema de Onondaga (estado de Nueva York, EE. UU.), informan medios locales.
Condenado en 1982, Anthony Broadwater nunca admitió haber cometido el crimen y pasó 16 años tras las rejas. Durante ese tiempo, solicitó la libertad condicional al menos cinco veces, siendo rechazadas todas sus peticiones.
En 1999, tras cumplir con la pena completa, Broadwater, de 38 años, fue puesto en libertad. Sin embargo, se mantenía en el registro de agresores sexuales de Nueva York, lo que obstaculizó no solo su búsqueda de empleo, sino llevar una vida social activa y feliz. El día en el que salió de prisión, decidió a demostrar su inocencia y limpiar su nombre.
Sebold, la víctima del abuso ocurrido cuatro décadas atrás, describió en un libro ―que impulsó su carrera literaria― la violación que sufrió en un parque cerca de la Universidad de Siracusa, donde estaba cursando el primer año de la carrera, y que meses después vio en la calle a un hombre que parecía ser su agresor.
Lo denunció ante la policía sin saber quién era. Tras no poder localizar al sospechoso de inmediato, los agentes sugirieron que era Broadwater. Sin embargo, después de la detención, Sebold no logró identificar a su supuesto agresor en el estrado y señaló a otro hombre. Más tarde, en el proceso judicial, la víctima declaró que se había equivocado y que su violador no era la persona que había indicado, sino Broadwater, agregando que los dos le parecían gemelos.
A pesar de esta confusión, Broadwater fue juzgado y condenado basándose principalmente en dos pruebas: la rueda de reconocimiento y el análisis microscópico de un cabello, que lo vinculó con el delito. Más tarde, los expertos determinaron que dicho análisis no podía servir de evidencia.
Cuando el juez anuló su condena, Broadwater no pudo contener las lágrimas de la emoción. "Nunca, nunca jamás pensé que llegaría el día en el que me absolverían", dijo el hombre después del juicio.
"No voy a manchar este procedimiento diciendo 'lo siento'. Eso no vale", expresó el fiscal del condado de Onondaga, William Fitzpatrick, quién había respaldado a dos abogados de Broadwater en solicitar la exoneración del inocente, y agregó: "Esto nunca debería haber ocurrido".