Un exmilitante del Estado Islámico se desmaya tras ser sentenciado a cadena perpetua por encadenar bajo el sol y dejar morir de sed a una niña yazidí
Un iraquí exmiembro del Estado Islámico (EI) que encadenó bajo el sol a una niña yazidí de 5 años y la dejó morir de sed fue sentenciado a cadena perpetua en Alemania. Taha al Jumailly se ha convertido así en la primera persona en el mundo en ser condenada por genocidio contra esa minoría religiosa, informa AFP.
El Tribunal Regional Superior de Fráncfort encontró culpable este martes a Al Jumailly, de 29 años, de "genocidio, crímenes de lesa humanidad que provocaron muerte, crímenes de guerra y complicidad en crímenes de guerra". Durante la audiencia, el acusado se cubrió el rostro con una carpeta y se desmayó una vez se leyó el veredicto, lo que provocó la suspensión temporal de la diligencia.
"Este es un momento histórico para la comunidad yazidí", manifestó a AFP Natia Navrouzov, abogada y miembro de la ONG Yazda, que reúne pruebas de los crímenes cometidos por el EI contra los yazidíes.
La condena a Al Jumailly se produce un mes después de que un tribunal de Múnich condenara a su exesposa, Jennifer Wenisch, a diez años de prisión en un juicio separado. Esta alemana de 30 años fue declarada culpable de "dos crímenes de lesa humanidad en forma de esclavitud", así como de instigar y apoyar la muerte de la niña por no ofrecer ayuda.
De acuerdo con los fiscales alemanes, Wenisch y Al Jumailly "compraron" a una mujer y a una niña yazidíes en calidad de esclavas domésticas y las mantuvieron cautivas en 2015 cuando vivían en la ciudad iraquí de Mosul, en aquel entonces ocupada por el EI. Tras trasladarse a Faluya, la menor mojó su cama y el hombre como castigo la encadenó a una reja bajo el sol, haciéndole sufrir "una agonizante muerte de sed con un calor abrasador", concluyeron las autoridades germanas.
Los yazidíes, una minoría del norte de Irak que profesa una religión preislámica, han sido perseguidos, asesinados y subyugados durante años por los miembros del Estado Islámico, que los consideran herejes. En este contexto, Alemania ha sido uno de los pocos países que ha emprendido acciones legales contra esos abusos. Sus tribunales ya han dictado cinco condenas por crímenes de este tipo en territorios controlados por los yihadistas.
Tanto ciudadanos alemanes como extranjeros han sido acusados de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad cometidos fuera del país bajo el principio de jurisdicción universal. Este permite a los fiscales y tribunales germanos procesar delitos incluso si no se cometieron en Alemania y ni el autor ni la víctima son alemanes.