Un juez "terriblemente evangélico" será elegido para un puesto en el Supremo Tribunal Federal (STF). La promesa lanzada en 2019 por el presidente, Jair Bolsonaro, durante un culto religioso evangélico en el Congreso ha resonado desde entonces en un país laico como Brasil.
El mandatario cumplió con aquel anuncio y eligió a André Mendonça, de 48 años, exministro de Justicia y pastor de la Iglesia Presbiteriana Esperança, para sustituir al magistrado Marco Aurélio Mello, jubilado en julio a los 75 años, y ocupar una de las once sillas en el STF.
Desde primera hora de la mañana, en una sesión retransmitida en directo por televisión, la Comisión de Constitución y Justicia en el Senado analizó la indicación del candidato, quien obtuvo la luz verde.
Mendoça, de ideas conservadoras, necesitaba la aprobación de una mayoría simple en el Senado, es decir, 41 de los 81 parlamentarios, y lo consiguió este miércoles: fueron 47 votos afirmativos contra 32. Así, se convertirá en el magistrado más joven del Supremo y su toma de posesión será el 17 de diciembre.
Aunque ya tenía el apoyo de casi 30 senadores, otros habían mostrado sus reticencias, principalmente, por las decisiones que tomó cuando pasó por la Abogacía General de la Unión (AGU, que representa los intereses del Estado) y cuando estuvo al frente del Ministerio de Justicia. Entre las polémicas más sonadas están la apertura de un expediente de funcionarios identificados como antifascistas o cuando quiso mantener los cultos y las misas en el momento más álgido de la pandemia.
Nacido en Santos, en el estado de Sao Paulo, el pastor es licenciado en derecho en la Universidad de Brasilia y tiene una maestría en Estrategias de Anticorrupción y Políticas de Integridad por la Universidad de Salamanca (España).
Trabajó en la AGU desde enero de 2019 hasta abril de 2020, cuando fue nombrado ministro de Justicia en sustitución del exjuez Sergio Moro. En marzo de 2021, tras la reforma ministerial de Bolsonaro, volvió a los pasillos de la AGU, que abandonó cuando fue indicado para el STF.
Victoria para la bancada evangélica
Su llegada al STF supone una victoria para la bancada evangélica, un grupo esencial en la elección de Bolsonaro en 2018. El censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística calcula que en 1980, los católicos eran en Brasil un 89,9 % y los evangélicos un 6,6 %. En 2010, la proporción era de un 64,6 % a 22,2 %. Ninguno de los ministros actuales del STF es evangélico.
"Yo creo que este país será el gran granero del pueblo evangélico en el mundo. Creo eso. Hermanos y hermanas: en diez años ya seremos mayoría en este país. En diez años. No es porque sea un proceso de dominación. Es un proceso de restauración, de conversión", afirmó en un evento.
Su nombre cuenta con el apoyo de organizaciones evangélicas de peso, como la Asociación Nacional de Juristas Evangélicos (Anajure). En las últimas semanas, un batalló de líderes evangélicos se movilizó para intentar convencer a los senadores de posicionarse a favor de Mendoça.
El martes, el presidente organizó una cena en su apoyo en el Palacio de la Alvorada, su residencia oficial, a la que asistieron una decena de ministros, 100 parlamentarios y varios pastores evangélicos.
Riesgo para Bolsonaro
Si Bolsonaro no cumplía su compromiso, corría el riesgo de perder el apoyo evangélico en un momento en que su popularidad está en caída libre y la vista está puesta en las próximas elecciones presidenciales de 2022. Por eso, el mandatario ya había asegurado que en caso de que su nombre no saliera adelante, elegiría a otro evangélico para el cargo.
En una carta abierta, más de 35 organizaciones evangélicas y de la sociedad civil advirtieron que Mendoça forma parte de "una pequeña porción del campo evangélico en Brasil", que "no es representativa de la diversidad y pluralidad de los evangélicos en todo Brasil".
Su compromiso religioso, añadieron, conduce a "un importante retroceso de los derechos civiles y valores seculares garantizados en la Constitución".
Sin embargo, durante su intervención este miércoles ante la comisión, Mendoça se comprometió con la defensa del Estado laico y aseguró que su religión no interferirá en sus decisiones como juez. "En la vida, la Biblia; en el STF, la Constitución", matizó.
Marta Miera
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