Astrónomos han descubierto recientemente que una pequeña galaxia satélite que orbita la Vía Láctea alberga un agujero negro inusualmente masivo.
Según un estudio publicado en The Astrophysical Journal, la región central de la galaxia enana Leo I tiene un agujero negro supermasivo, comparado con la masa de la galaxia. Este tiene alrededor de 3,3 millones de masas solares, alrededor del 16% de la masa total de la galaxia.
Aunque hay un gran margen de incertidumbre, el resultado sigue siendo una gran sorpresa. Ese tamaño se acerca bastante a la masa de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo situado en el corazón de la Vía Láctea. Este tiene unos 4 millones de masas solares, y los cálculos recientes sitúan la masa de la Vía Láctea en unos 1,3 billones de masas solares.
María José Bustamante, investigadora de la Universidad de Texas y coautora del estudio, dijo a Newsweek que este descubrimiento presenta varias características notables: "Es el segundo agujero negro supermasivo más cercano conocido, siendo el primero el que se encuentra en el centro de nuestra galaxia. Y vive dentro de una galaxia esferoidal enana, que son galaxias que no deberían tener agujeros negros supermasivos en su interior".
El equipo de astrónomos llegó a su descubrimiento estudiando cómo cambia la densidad de la materia oscura desde el borde exterior de Leo I hasta su centro. Esto se consigue midiendo la influencia gravitatoria del contenido de materia oscura de la galaxia enana sobre sus estrellas.
Leo I es una galaxia esferoidal enana situada a unos 820.000 años luz en la constelación de Leo. Los investigadores eligieron estudiarla porque parece tener muy poca materia oscura, a diferencia de otras galaxias que orbitan alrededor de la Vía Láctea.
"Los modelos evidencian que se necesita un agujero negro en el centro de la galaxia; en realidad no se necesita mucha materia oscura", señaló Karl Gebhardt, astrónomo de la Universidad de Texas en Austin. Asimismo, agregó que los resultados son importantes, ya que "los astrónomos han utilizado galaxias como Leo I, denominadas galaxias esferoidales enanas, durante 20 años para comprender cómo se distribuye la materia oscura dentro de las galaxias".
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