Nigeria sufrió en noviembre una de las mayores pérdidas de vacunas contra el covid-19 registradas en el mundo, después de que hasta 1 millón de dosis individuales caducaran antes de que pudieran ser utilizadas, informa Reuters.
Mientras los gobiernos del continente africano llevan meses presionando a la comunidad internacional para que les hagan llegar más vacunas con las que inmunizar a su extensa población, el caso de Nigeria pone de relieve un grave problema que viene aparejado con un aumento de la oferta de dosis: muchos países africanos no tienen capacidad técnica ni el personal necesario para administrar todas las vacunas antes de que terminen su vida útil.
Las dosis vencidas en Nigeria fueron fabricadas por AstraZeneca y entregadas desde Europa través de COVAX, la alianza impulsada por actores públicos y privados que tiene como fin garantizar un acceso equitativo a las vacunas en todo el mundo.
Según declaraciones de una fuente familiarizada con el tema, algunas de las dosis habrían llegado al país africano entre cuatro y seis semanas después de su fecha de expiración y no pudieron usarse a tiempo.
"Nigeria está haciendo todo lo que puede. Pero está luchando con vacunas de vida útil corta", señaló otra fuente. "Ahora [la oferta de dosis] es impredecible y están enviando demasiadas", añade.
En un comunicado enviado a Reuters, la OMS asegura que "el desperdicio de vacunas es de esperar en cualquier programa de inmunización", mientras que "en el contexto del despliegue contra el covid-19 es un fenómeno global".
Por su parte, un portavoz de la Agencia Nacional de Desarrollo de la Atención Primaria de la Salud (organismo responsable de las vacunas en Nigeria) puntualizó que aún se está contando el número de vacunas recibidas, utilizadas y caducadas, y anunció que los hallazgos se harían públicos en los próximos días.
Falta de hisopos, refrigeradores y difícil acceso
El problema fundamental radica en la falta de suministros médicos necesarios para la vacunación, como los hisopos de algodón. Otro obstáculo es el suministro de energía irregular, que obliga a que los refrigeradores que contienen vacunas deban mantenerse encendidos con costosos generadores a base de combustible. Además, millones de ciudadanos viven en áreas remotas y de difícil acceso o en zonas asoladas por la criminalidad y el terrorismo a las que los médicos no pueden llegar.
En África, apenas el 7,5 % de la población está completamente vacunada, mientras los expertos insisten en que las campañas de vacunación en ese continente son vitales para poner fin a la pandemia de covid-19 a escala mundial y evitar la aparición de nuevas cepas como, por ejemplo, la variante sudafricana ómicron, que en pocas semanas se ha extendido por 57 países.