El potente tornado que devastó la noche del pasado viernes el sur y el medio oeste de EE.UU. golpeó a una residencia de ancianos de la ciudad de Monette (Arkansas), que quedó prácticamente destruida y sin gran parte de su techo, y provocó la muerte de un hombre de 94 años.
Pero el número de fallecidos podría haber sido mucho mayor si los empleados del geriátrico, que albergaba a 67 personas de la tercera edad, no hubieran actuado con la rapidez con la que lo hicieron, declaró el domingo el gobernador del estado, Asa Hutchinson, en una entrevista en CBS News. "Es un milagro que solo perdimos a una persona en un hogar de ancianos en Monette", subrayó, señalando que "el personal hizo un trabajo increíble al utilizar sus propios cuerpos para proteger a algunos de los residentes".
Además, el funcionario destacó que la existencia de "un sistema de alerta ayudó a trasladar" a las personas mayores a un pasillo, lo que "salvó vidas y realmente enfatiza la importancia del sistema de alerta temprana, las sirenas y la toma de medidas" cada vez que se activa una alarma.
"Nos atravesó como si fuéramos papel"
Por su parte, una trabajadora de la residencia, Barbara Richards, contó a The Washington Post que ella y otras enfermeras se agarraron a los residentes que estaban en sillas de ruedas y se echaron encima de ellos, protegiéndolos de la caída de escombros mientras el tornado arrasaba el edificio, demolía el tejado y las paredes y rompía el sistema rociador antiincendios, empapando de agua a los ancianos, de entre 80 y 100 años de edad.
Richards añadió que el fuerte viento arrancaba las almohadas de las manos a los ancianos mientras el personal luchaba por sujetarlos y les cantaba himnos para mantener la calma. "Nos atravesó como si fuéramos papel", resumió.
Actualmente, los ancianos que no se hallan hospitalizados fueron realojados en otras residencias de la zona, apuntó Rachel Bunch, directora ejecutiva de la Asociación de Cuidado de la Salud de Arkansas.