Este martes se lleva a cabo en Cuba la XX Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), con la participación de varios jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe.
El tema central de este encuentro presidencial, que se lleva a cabo en el Palacio de la Revolución, en La Habana, es la búsqueda de acciones y estrategias para afrontar los efectos de la pandemia en la región, que ha sido una de las más golpeadas, y proponer acciones concretas dirigidas a los países más desfavorecidos, ante la entrada en la "nueva normalidad" o pospandemia.
En la cumbre se encuentran los representantes de Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Granada, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Venezuela. Además de los tres invitados especiales: Haití, Siria y Surinam.
En esta oportunidad se conmemora el 17 aniversario de la fundación de este mecanismo económico y de cooperación surgido en La Habana, el 14 de diciembre de 2004, por iniciativa de los fallecidos presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro.
Víctimas de las sanciones
Durante la apertura de la cumbre, el mandatario anfitrión, Miguel Díaz-Canel, manifestó que con la pandemia "crecieron los índices de pobreza, desempleo y desigualdad en América Latina y el Caribe", en medio de un "injusto orden económico internacional" que ha "agravado ese panorama" en la región.
Recordó que varios miembros de la alianza, como su país o Venezuela, son "víctimas de la aplicación de medidas económicas coercitivas unilaterales, que se recrudecieron en los peores momentos de la pandemia".
"En medio del peor vendaval que haya enfrentado el mundo, el ALBA no perdió el rumbo", agregó al mandatario cubano, al referirse a las acciones que adelantan algunos países como EE.UU. para excluir a los más necesitados y para levantar sanciones contra países como Cuba.
"Nuestras democracias no basan sus fuerzas en el poder del dinero o las armas (…) no cabemos en los moldes diseñados por el imperio para sus súbditos o sus cómplices", dijo Díaz-Canel.
Los usos de la variantes del covid-19
Por su parte, el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, manifestó que en ocasiones se pregunta si se estarán utilizando algunas de las variantes de covid-19 "para alarmar más de la cuenta al mundo, para la manipulación de la opinión pública".
"¿Será que los poderes del capitalismo mundial, los medios de comunicación y los laboratorios poderosos del mundo utilizan unas variantes o algunas circunstancias del coronavirus para aumentar sus ganancias, para manipular la opinión pública, para manipular los precios de algunos 'commodities', entre ellos el petróleo? Uno tiene derecho a preguntarse eso", expresó.
Maduro se refirió al uso mediático que se ha hecho de la última variante del coronavirus, ómicron. "Al final los resultados aparecen, las investigaciones científicas dicen que pareciera más contagiosa pero no más letal que la que hemos conocido y hemos enfrentado", agregó.
Profundas desigualdades
El presidente de Bolivia, Luis Arce, coincidió con sus homólogos y señaló que la pandemia "ha evidenciado las profundas desigualdades del sistema financiero internacional, producto de un orden económico mundial injusto y depredador".
Por ello, pidió reforzar la integración y cooperación entre los países del ALBA y ofreció propuestas concretas para enfrentar la etapa pospandemia.
Entre esas propuestas está la creación de dos empresas "grannacionales" en materia de medicinas y alimentos, con el objetivo de "ser autosuficientes en la generación de medicinas y producción de alimentos".
El mandatario boliviano aprovechó la oportunidad para pedir perdón a Cuba y, en especial, a sus profesionales de la salud, "por los abusos y múltiples formas de agresión que padecieron en noviembre de 2019 de parte de quienes interrumpieron la continuidad democrática", en alusión al golpe de Estado.
Declaración Final y agenda estratégica para 2022
Por su parte, el secretario ejecutivo del ALBA-TCP, Sacha Llorenti, presentó la agenda de trabajo para el 2022 y la declaración final del grupo, que ha establecido un plan postpandemia, que comprende la acción en distintas áreas claves y la reafirmación de "la plena vigencia" de "la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz", firmada en la II Cumbre de la Celac, en enero de 2014.
El bloque destacó el desarrollo de tres vacunas en Cuba, condenó el magnicidio contra el Presidente de Haití, Jovenel Moïse, el pasado 7 de julio de 2021, en Puerto Príncipe, y recordó la urgencia de avanzar, hacia el establecimiento de un mecanismo más completo que permita el alivio de la deuda de los países en desarrollo.
La plataforma también ha decidido fortalecer la presencia internacional en la defensa de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, los Derechos Humanos, la lucha contra el terrorismo, las denuncias contra los bloqueos extranjeros y la imposición de sanciones y medidas coercitivas unilaterales contra los pueblos de la región, y la judicialización de la política contra los liderazgos progresistas regionales.
Los países acordaron avanzar en la agenda 2030 de las Naciones Unidas; mejorar las acciones a favor del medioambiente para disminuir el impacto del cambio climático; y reforzar el reclamo de reparación para los pueblos caribeños y originarios por los daños ocasionados durante siglos por el colonialismo, el neocolonialismo y la esclavitud.
En el ámbito económico, financiero y comercial, se desarrollará un plan integral que se complementará con la reactivación de mesas técnicas de trabajo para avanzar en el proyecto de Zona Económica ALBA-TCP y relanzará los proyectos Pesca ALBA, Agricultura ALBA y Petrocaribe.
También acordaron retomar las misiones sociales en los que ha trabajado el bloque con anterioridad y reactivarán distintos programas en áreas de salud, alimentos, transporte, cultura, identidad, comunicación, entre otros.
La plataforma también trabajará en la creación de un Observatorio contra la Injerencia, para hacer frente a la política extraterritorial de EE.UU. y sus gobiernos aliados, al definirse como una "alternativa político-estratégica de integración latinoamericana y caribeña, contrahegemónica y participativa".
El ALBA y la pandemia
En una rueda de prensa celebrada el lunes, el secretario ejecutivo del ALBA, Sacha Llorenti, adelantó que en este encuentro se propondrá un plan de trabajo que deberá ser revisado por los jefes de Estado y de Gobierno, y luego se hará una evaluación del último año, después de que el pasado encuentro se realizase de manera virtual.
Llorenti recordó que el ALBA creó un fondo humanitario de dos millones de dólares para que los países de la alianza pudieran adquirir vacunas. Además, habilitó un puente aéreo para el traslado de personal médico y de vacunas, insumos médicos y fármacos.
El secretario de la alianza comparó la actuación de este mecanismo con la que se observó en EE.UU. y miembros de la Unión Europea, donde los países "utilizaban prácticas de piratería para apropiarse de equipos de bioseguridad o de respiradores al principio de la pandemia".
"Esa es una diferencia esencial y radical del ALBA, como una alianza para la vida y lo que significa la lógica del capitalismo que es el sálvese el que pueda", agregó.
Por otro lado, se refirió a la desigual distribución de los antígenos, que fueron acaparados por los países más ricos, y habló del desarrollo de los cinco candidatos vacunales por parte de Cuba, a pesar de sus limitaciones debido al bloqueo económico de varias décadas.
Llorenti manifestó que, a pesar de la crisis por el coronavirus, la alianza se había fortalecido y que los desafíos fueron abordados con "la integración, la solidaridad, la complementariedad".
La semana pasada, la viceministra cubana de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal, dijo que esta será una "buena oportunidad" para evaluar las "acciones para garantizar la paz y la estabilidad" en la región y la "concertación política para impedir la intromisión en los asuntos internos", según una entrevista de la Presidencia de Cuba.