Gabriel Boric, quien ganó las elecciones presidenciales de Chile con casi el 56 % de los votos en la segunda vuelta, imponiéndose sobre el candidato de extrema derecha José Antonio Kast, logró buenos resultados en la mayoría de las regiones del país sudamericano. Pero, ¿cómo le fue en aquellas zonas donde se registró alta tensión social en los últimos tiempos?
Gran victoria de la izquierda en la Región Metropolitana
Santiago de Chile, junto a ciudades y pueblos cercanos, conforman uno de los bastiones principales de la elección: solo en esta zona votó más del 40 % de todo el electorado, aportando 3,4 millones de boletas. A nivel país, se contabilizaron 8,2 millones de sufragios válidos.
En el plano político y simbólico, la capital fue el lugar que vio nacer al estallido social más grande de la historia nacional, en octubre del 2019. Sus calles se vieron plagadas de manifestaciones multitudinarias e inéditas, acompañadas por disturbios, represión y violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad, incluyendo homicidios. También hubo celebraciones masivas, cuando se logró avanzar con la asamblea constituyente, para elaborar una nueva Carta Magna.
Boric, partidario de crear una nueva Constitución y desterrar aquella concebida por la dictadura de Augusto Pinochet, allí logró una victoria contundente sobre Kast: sacó un 60,33 %, a más de 20 puntos de su adversario.
La Araucanía y Biobío fueron para Kast
Más al sur, uno de los conflictos que llamó la atención a nivel internacional durante los últimos meses fue la seguidilla de incidentes y enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y las comunidades mapuches. Esto incluyó heridos, detenidos y hasta víctimas fatales, del lado aborigen.
En ese marco, el actual mandatario, Sebastián Piñera, decretó el estado de excepción en las provincias de Biobío, Arauco, Cautín y Malleco, que se extendió por varias semanas. El argumento del Gobierno para dejar la administración de la zona en manos de los uniformados fue ponerle fin a los actos de delincuencia, tras varios ataques incendiarios atribuidos a los indígenas de Chile.
En contrapartida, algunas agrupaciones mapuches más radicalizadas se mostraron públicamente luciendo un imponente armamento, pidiendo la expulsión del Ejército del territorio ancestral. Y mientras todo escalaba, llegaron las elecciones.
En medio de esta disputa, la fractura social generada y el temor de muchos lugareños, las regiones de La Araucanía y Biobío, principal escenario de las hostilidades, optaron por Kast de manera mayoritaria: obtuvo un 60,14 % y 51,84 %, respectivamente.
Por su parte, en su primer discurso luego de la victoria, Boric planteó "una nueva relación con los pueblos originarios". En marzo, cuando asuma sus nuevas funciones, tendrá el desafío de pacificar la zona, pero también deberá mejorar su imagen en jurisdicciones donde obtuvo cifras adversas.
Apoyo en regiones mineras
Si uno mira el mapa minero de Chile, puede notar que la actividad extractiva se produce, principalmente, desde el centro hacia el norte. En este angosto y largo país sudamericano, el norte está bastante más desarrollado que el sur, contrastándose las imponentes rutas con los humildes caminos de ripio sureños.
Entre sus propuestas de campaña, Boric manifestó su deseo de aumentar las cargas fiscales sobre las empresas mineras. También presentó un discurso de corte ambientalista, pidiendo "no mirar hacia otro lado" frente al daño que padece la naturaleza, en el país que lidera la producción mundial de cobre. Entonces, ¿cómo le fue al líder de Apruebo Dignidad en las regiones mineras?
Según datos del Ministerio de Minería, en 2019 el 74 % de la producción nacional de cobre, oro, plata y hierro, se extraía en tres regiones: Tarapacá, donde acaba de ganar Kast con el 51,29 %; Antofagasta, que le dio el 59,76 % a Boric; y Atacama, con un 65,47 % para el izquierdista.
Entre tanto, al convertirse en mandatario electo, el joven político cuestionó a las empresas contaminantes: "No a Dominga", dijo desde el escenario, en alusión a un importante proyecto minero en la región de Coquimbo, que genera controversia. Ahí, donde se produce la décima parte de la explotación chilena, logró el 63,28 % de los votos.
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