Basándose en los desarrollos soviéticos de buques ekranoplanos que usaban el llamado 'efecto suelo', la compañía estadounidense Flying Ship ha lanzado un proyecto de barcos voladores para transporte de carga que flotan a pocos metros sobre la superficie del agua.
Con 9 metros de eslora, estas embarcaciones voladoras eléctricas y no tripuladas están pensadas para ofrecer una rápida y económica solución a problemas logísticos.
"Los buques voladores no tripulados ofrecerán una nueva opción de alta velocidad y bajo coste al proporcionar acceso a más puntos de entrega con mayor rapidez que los barcos y a una fracción del coste de los aviones, trastocando el mercado logístico y abriendo nuevas oportunidades de desarrollo en zonas desatendidas del mundo" señala la compañía en su página web.
El llamado efecto suelo crea un colchón de aire que permite a un vehículo desplazarse a gran velocidad a pocos metros de altura sobre superficies acuáticas, así como sobre llanuras u otras superficies que no tengan obstáculos.
Los híbridos entre avión y barco pueden moverse a velocidades mucho mayores que las embarcaciones convencionales, cuya velocidad máxima raramente supera los 30 nudos (55 km/h).
El desarrollo de este tipo de aparatos se inició de forma paralela en los años 1950 en EE.UU., Alemania y la Unión Soviética.
Sin embargo, solo la oficina de diseños soviética de Nizhni Nóvgorod, bajo el mando de su diseñador jefe Rostislav Alexéyev, logró completar su desarrollo y comenzó la producción en serie de dos tipos de ekranoplanos para fines militares: el Orlionok, un vehículo capaz de transportar en una hora a 200 infantes de marina y dos tanques flotantes a cualquier parte del mar Caspio, y el Lun, apodado el 'asesino de portaviones' por portar seis misiles antibuque supersónicos.