Los sectores más vulnerables en España sufren el impacto de la crisis energética
Mientras las luces navideñas adornan e inundan de alegría las calles de la capital española, los sectores más vulnerables del país europeo se ven afectados por los altos precios de la electricidad.
A solo unos kilómetros del centro de Madrid, satisfacer las necesidades básicas es un lujo casi inasequible para algunas personas que llevan dos inviernos consecutivos sin electricidad.
Cerca de 3.000 personas carecen de electricidad en la Cañada Real, uno de los mayores asentamientos irregulares de toda Europa, en la vía pecuaria de la Cañada Real Galiana. De ellas, más de un tercio son niños.
Enrique y Dolores, que viven desde hace 20 años en el asentamiento, no han tenido electricidad durante los últimos dos inviernos, viéndolse obligados a calentar su casa quemando maderas.
Dolores Navarro cuenta que incluso algo tan básico como conservar alimentos en la nevera o lavar su ropa es un privilegio. De hecho, confiesa que incluso a veces se queda sin comer para tener 10 euros para la gasolina del generador eléctrico.
"Estamos pasando mucho frío, mucho frío. Hay muchos enfermos, hay muchos bebés, hay muchos ancianos y lo estamos pasando muy mal" dice.
Las imágenes de montañas de troncos, maderas y ramas son muy recurrentes. Según explica Pedro, residente de la zona, en cuestión de días esa leña acaba siendo quemada como única forma de esquivar las bajas temperaturas, ante la falta de electricidad.
Deborah Acedo ha optado por colocar unas placas solares en su casa, aunque cuando no hay sol, tiene que gastar diariamente 20 euros en gasoil para usar el generador eléctrico.
"Horrible. Esto es una desesperación. Ya llevamos casi dos años sin luz. Y ahora por el tema de las placas salimos adelante", comenta Deborah, que pide una vida digna.
A pesar de que el Gobierno de España ha destinado 5 millones de euros para realojar a familias en situación de vulnerabilidad social extrema en distintos sectores de la Cañada Real, recientemente el defensor del pueblo ha hecho un llamamiento a las administraciones para que tomen medidas urgentes.
La falta de electricidad se ha convertido en una rutina para miles de personas en la Cañada Real, donde la ausencia de servicios básicos es directamente proporcional a la sensación de abandono y de hastío que domina a muchos de sus habitantes.