Un equipo de científicos de la Universidad Médica de Investigación Nacional Rusa N.I. Pirogov (con sede en Moscú) ha diseñado, en cooperación con otras instituciones europeas, un biosensor codificado genéticamente para monitorear los procesos inflamatorios en distintos tejidos.
Su invento, nombrado Hypocrates, es una proteína fluorescente incorporada en una molécula proteínica más grande extraída de la bacteria 'Escherichia coli'. El dispositivo se pone en funcionamiento al encontrar en su entorno ciertos compuestos, muy activos químicamente, que las células inmunitarias producen en la lucha contra las infecciones bacterianas y distintos parásitos.
Los investigadores pusieron a prueba el funcionamiento de este sensor molecular en una serie de experimentos en contacto con el sistema inmunitario del pez cebra y también en probeta, donde se visualizó en tiempo real la dinámica de un estrés bioquímico inducido en las bacterias capturadas por los neutrófilos humanos (una variedad de los glóbulos blancos de la sangre).
Según señala un comunicado emitido este 12 de enero por la Fundación Científica Rusa, esta tecnología podría servir en un futuro para el desarrollo de nuevas terapias médicas y ya está lista para el uso en estudios médico-biológicos.
Para protegerse en caso de lesión, tanto el cuerpo humano como el de los peces puede producir compuestos tan agresivos como el anión hipoclorito y el peróxido de hidrógeno. Normalmente, estos compuestos tienen una función protectora, pero cuando se rompen los mecanismos reguladores es posible que se desarrolle una reacción incontrolada en el organismo, capaz de causar un daño tisular y alterar el funcionamiento de algunos órganos.
Es precisamente este efecto lo que debe controlarse desde el interior del tejido por medio de los biosensores como Hypocrates, elaborado en Rusia y descrito detalladamente el pasado lunes en un artículo científico.
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