El estado mexicano de Michoacán es escenario de una evolución en la lucha entre narcotraficantes con el uso de nuevas tecnologías. Recientemente, supuestos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación utilizaron drones con cargas explosivas durante unos enfrentamientos en el municipio de Tepalcatepec.
Según algunos expertos, esto no solo muestra la capacidad de fuego de las organizaciones criminales, sino también la indefensión del Estado frente a estos grupos.
"Normalmente, las autoridades gubernamentales han considerado que los cárteles son unos simples delincuentes, grupos de sicarios que saben utilizar un arma pero que no tienen conocimientos avanzados en técnicas militares o de combate", dijo a RT Ramón Celaya, especialista en inteligencia.
El ataque con drones fue dirigido contra un campamento de autodefensas en la localidad de El Bejuco y dejó varias casas destruidas y una persona herida. Además, el bombardeo provocó que varias familias tuvieran que abandonar sus viviendas, uniéndose así a los más de 3.000 desplazados por la violencia que se vive en Tepalcatepec.
Escalada de violencia
La presidenta municipal de Tepalcatepec, Martha Laura Mendoza, aseguró que las autoridades estatales han hecho caso omiso a la escalada de violencia en esa región, donde los habitantes han sido presionados por grupos criminales para abandonar sus hogares.
En octubre pasado, las autoridades federales reconocieron que los grupos criminales tenían secuestrados a varios municipios de Michoacán, por lo que se decidió reforzar la presencia militar en la zona. Sin embargo, estos esfuerzos no han sido suficientes.
"Existe mucha tecnología que está diseñada para eliminar estos artefactos [drones con cargas explosivas], pero ni la Guardia Nacional ni la Policía, que combaten a la delincuencia organizada, han sido dotados de ningún tipo de tecnología que pueda combatir el uso de drones y explosivos", critica Celaya.
Michoacán es una zona roja de México, donde sus casi 5 millones de habitantes se han acostumbrado a la violencia generada por la lucha por el territorio entre grupos rivales del crimen organizado.