Los físicos siguen procesando datos de los experimentos realizados en el Gran Colisionador de Hadrones (en la frontera entre Suiza y Francia) mientras estaba en funcionamiento y este enero reportan haber obtenido una evidencia de la producción de una insólita y rara partícula en las colisiones relativistas de iones pesados.
'Relativistas' supone que estos núcleos atómicos, concretamente de plomo, despojados de sus electrones, estuvieron acelerados hasta una velocidad cercana a la de la luz y en el plasma resultante se pudo detectar un centenar de 'mesones X(3872)', clase de 'partículas X' ya conocida, pero que no encaja en el existente modelo de quarks.
Los investigadores creen que reprodujeron en el acelerador una mezcla de materia que existió en los primeros instantes posteriores al Big Bang.
Según la cosmogonía que recoge el portal informativo del Instituto de Tecnología de Massachusetts en este contexto, el universo era en ese entonces un turbulento plasma de quarks y gluones, partículas elementales que se unieron brevemente en múltiples combinaciones expuestas a temperaturas de un billón de grados. Luego se enfriaron y se asentaron en configuraciones más estables para formar los neutrones y los protones de materia ordinaria, pero aquel breve lapso previo al enfriamiento abundaba en distintas partículas exóticas de corta duración y la detectada en el colisionador puede ser una de ellas.
Los quarks y gluones no pueden estar largo tiempo separados y, por esta razón, el propio plasma experimental existió durante milmillonésimas partes de segundo dentro de la prueba. Fue un desafío para los físicos de una colaboración formada en torno al colisionador: contabilizar con posterioridad los efectos que tenía la colisión de los 13.000 millones de núcleos atómicos. El enorme registro de datos de los cambios que experimentó este material pasó por una red neuronal, la cual detectó los 100 mesones X(3872).
Los números cuánticos y otras propiedades cuánticas de estas partículas elementales las hacen muy atractivas para los investigadores, que podrán completar y precisar el modelo de quarks, que es un sistema de descripción y clasificación de partículas elementales. Ante todo, los físicos se dieron cuenta de que pueden producir los raros mesones, algo que les ofrece una nueva herramienta para los estudios de los primeros instantes del universo.
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