El papa emérito Benedicto XVI admitió haber asistido en 1980 a una reunión en la que se discutió el traslado de un sacerdote pedófilo a Múnich. Joseph Ratzinger ejercía en ese entonces como arzobispo de esa arquidiócesis alemana y anteriormente había negado su presencia en el encuentro, informa la agencia AP.
Su secretario personal, el monseñor Georg Gaenswein, aseguró este lunes que Ratzinger estaba dispuesto a aclarar el asunto y quería disculparse. "[Benedicto XVI] quiere subrayar que esto no ocurrió con malas intenciones, sino que fue la consecuencia de un error en el procesamiento editorial de su declaración", manifestó.
Las declaraciones hacen referencia a un clérigo que había sido condenado por abusos sexuales y luego puesto al servicio de la arquidiócesis de Múnich para someterse a terapia. Las circunstancias sugieren que Benedicto XVI conocía los antecedentes del sacerdote y aprobó su traslado. Al respecto, Gaenswein enfatizó que en la reunión en cuestión no se tomó ninguna decisión sobre la reanudación del trabajo pastoral del sacerdote y que solo se aprobó que se le alojara en Múnich durante su terapia.
Este caso hace parte de una investigación publicada la semana pasada en la que se acusa a Benedicto XVI de no haber tomado medidas en este y otros tres incidentes de presuntos abusos sexuales cuando era arzobispo de la capital bávara, entre 1977 y 1982. La empresa jurídica Westpfahl Spilker Wastl investigó denuncias en la arquidiócesis de Múnich y Freising entre 1945 y 2019 y reveló que hubo al menos 497 víctimas de abusos, principalmente varones jóvenes.
Monseñor Gaenswein ha insistido en que Ratzinger está "muy arrepentido" y afirmó que está comprometido a revisar detenidamente y en su totalidad el informe —que consta de un poco menos de 2.000 páginas—, pero que el proceso llevará "algún tiempo". Agregó además que el papa emérito, de 94 años, entregará un informe y explicará en detalle su afirmación errónea sobre la reunión.