La versión del capitán del buque italiano Mare Doricum sobre lo ocurrido durante el derrame de 6.000 barriles de petróleo, que tuvo lugar hace casi dos semanas cerca de la refinería de La Pampilla, en la provincia peruana del Callao, pone en entredicho la versión ofrecida por la petrolera española Repsol sobre su responsabilidad en lo ocurrido.
Tras "el peor desastre ecológico ocurrido en Lima en los últimos tiempos", como ha sido denominado por el Gobierno peruano, la embarcación se mantiene detenida en las costas del Callao mientras se realizan las investigaciones.
En el barco, una comitiva de varios ministros, entre ellos el del Ambiente, Rubén Ramírez, habló con el capitán italiano Giacomo Pisani, quien relató las angustiosas horas que vivió durante la emergencia y afirmó que había enviado nueve cartas de protesta a la empresa española, sin obtener respuestas con celeridad.
Las peticiones de Pisani
En las misivas de protesta, que fueron difundidas por El Comercio, Pisani realiza varias peticiones a Repsol que no habrían sido atendidas con rapidez por la petrolera española, que ahora podría pagar hasta 4,6 millones de dólares de multa si incumple con las tareas impuestas por las autoridades peruanas para atender el área afectada.
El capitán de la nave sostiene que habría sido una "condición anormal del mar y del oleaje" durante la descarga del crudo en la terminal 2 de La Pampilla lo que habría "causado la ruptura de los cabos de amarre". Esta versión aún no ha sido confirmada por las autoridades peruanas.
En uno de los documentos, Pisani dijo que los representantes de la refinería, operada por Repsol, no habrían realizado un operativo de buceo en la terminal "para comprobar el estado de la manguera de carga flotante que provocó el derrame de crudo", lo que habría causado que el hidrocarburo se desplazara sin obstáculos hacia la costa.
Del mismo modo, expresó que a pesar de que solicitó al piloto de las embarcaciones de Repsol que subiera a bordo a las 5:30 de la tarde, "después de un incidente de separación de las cuerdas de amarre para poner el buque en posición", este no lo habría hecho hasta las 11:05 de la noche. Es decir, casi seis horas después de que el petróleo comenzara a derramarse al mar.
Pisani aseveró que los representantes de la terminal habían sostenido que la contaminación ocurrida "estaba bajo el control" de un equipo, pero "se observó que la barrera petrolera no era lo suficientemente larga para cubrir toda la longitud de la embarcación alrededor". Según sostiene, el representante de la refinería no quiso firmar sus cartas de protesta.
Respuesta de Repsol
En un comunicado publicado en su página, la petrolera evade su responsabilidad y asegura que la respuesta con demora "no es competencia de Repsol". Además, se pliega a la versión del capitán italiano sobre la "condición anormal del mar y el oleaje" y asegura que "las barreras de contención estaban desplegadas desde el primer momento".
Sobre la dilación en la actuación de los buzos, afirma que "no pudieron ingresar debido a que las condiciones no eran seguras". Al parecer, se habría activado un segundo equipo de buzos "con equipamiento especial para este tipo de situaciones" que habrían hecho las inmersiones.
El vertido de crudo sobre el mar ha dejado una mancha de al menos 18.000 metros cuadrados que afecta playas, áreas protegidas, flora y fauna marina en el Callao.