"¿Quién mató a Moïse?": Oleada de indignación en Brasil tras el asesinato a golpes de un joven refugiado congoleño
Moïse Mugenyi Kabagambe llegó a Brasil cuando tenía 11 años huyendo del hambre y de los conflictos armados de la República Democrática del Congo, en África, junto a su madre y sus hermanos.
Trece años después, según testimonios de familiares recogidos por la prensa, rogó por su vida mientras cinco hombres lo golpeaban sin piedad en el exclusivo barrio de Barra da Tijuca, en la zona oeste de Río de Janeiro.
Lo atacaron salvajemente el 24 de enero cuando fue al quiosco donde trabajaba para cobrar dos días de trabajo, equivalentes a 200 reales (unos 37 dólares).
Assim Mamanu Idumba Edou, tío de Moïse, relató a Folha de Sao Paulo cómo fue el crimen que tiene conmocionada a la sociedad brasileña.
#JusticaPorMoisepic.twitter.com/uQrwogGjYV
— Maria do Carmo (@Mariado72690840) January 31, 2022
Según él, cuando su sobrino fue a reclamar el dinero, el dueño del chiringuito de playa cogió un trozo de madera para atacarlo.
"Llamó a cuatro personas más que saltaron encima de Moïse, lo agarraron por la espalda, lo asfixiaron y agarraron un palo. Luego comenzaron a golpearlo en la cabeza", relata tras haber visto la grabación de las cámaras de seguridad, que no se han hecho públicas.
Incluso después de muerto, los cinco hombres siguieron golpeándole. "Tiraron el cuerpo cerca del quiosco, le amarraron las manos y se las colocaron hacia atrás. Moïse murió, pero continuaron torturándole", afirmó Assim.
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— Maria do Carmo (@Mariado72690840) January 31, 2022
Los familiares aseguran que la paliza duró 15 minutos. La autopsia indicó que murió por una traumatismo de tórax con contusión pulmonar debido a una "acción contundente".
La Policía de Homicidios de la Capital investiga el crimen y hasta el momento ha interrogado a ocho personas. Ninguna ha sido detenida.
"Justicia para Moïse"
Su muerte ha provocado una oleada de indignación en las redes sociales, donde con el el 'hastag' #JustiçaPorMoise (justicia para Moïse) se ha condenado el crimen.
"Este acto brutal, no solo manifiesta el racismo estructural de la sociedad brasileña, sino que más claramente demuestran la xenofobia contra los extranjeros", denunció la comunidad congoleña en Río de Janeiro.
Desde la Rede de Observatórios da Segurança destacaron que "Moïse Mugenyi Kabagambe huyó de la guerra, pero no pudo escapar del racismo arraigado en Brasil".
Moïse Mugenyi Kabagambe fugiu da guerra, mas não conseguiu escapar do racismo enraizado no Brasil. O imigrante congolês, de 25 anos, era um jovem negro que veio junto com sua família e foi morto brutalmente por cobrar o que era um direito - suas diárias de trabalho. pic.twitter.com/hPUix18A0T
— Rede de Observatórios da Segurança (@rede_seguranca) February 1, 2022
"Moïse Kabamgale y su familia abandonaron el Congo con la esperanza de vivir una vida digna y con más oportunidades en Brasil. Un sueño que fue cobardemente interrumpido por le racismo y la xenofobia. Su asesinato no puedo quedar impune", denunció Amnistía Internacional.
Un video de uno de los familiares de Moïse clamando justicia en un canal de televisión también se ha hecho viral. "Huimos de África para ser acogidos en Brasil. Brasil es una madre, un segundo hogar, y ¿cómo se puede matar a un hermano trabajando? ¡Tiene que hacerse Justicia!", exclama entre lágrimas.
Moise Mugenyi, a refugee, was beaten to death in Brazil, he worked at "Tropicalia" a kiosk in Barra da Tijuca, Rio de Janeiro. When he went to ask for his late payment, he was tied up and beaten to death. his family is asking justice! #JusticaPorMoisepic.twitter.com/VBYAomBnCv
— ً (@laurmanithinker) February 1, 2022
"Nos cuesta entender cómo lo golpearon durante 15 minutos y nadie detuvo a sus atacantes ni llamó a la Policía. Nada lo traerá de vuelta ni aliviará el dolor de su familia, pero este crimen no puede quedar impune", escribió el diputado David Miranda.
Según datos del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, entre 2011 y 2020 se reconocieron a 53.835 personas como refugiadas en Brasil, y entre ellas 1.050 eran congoleñas.