Una estudiante negra y un exmiembro del Ku Klux Klan son homenajeados en simultáneo por una universidad de EE.UU.

El consejo editorial del periódico universitario describió la medida como un "compromiso cobarde que presenta la ilusión de un impulso hacia adelante mientras se aferra a un pasado racista".

La Universidad de Alabama (EE.UU.) se ha convertido en objeto de polémica, luego de que rebautizara honoríficamente una de sus instalaciones con los nombres de una estudiante negra y un exmiembro del Ku Klux Klan (KKK).

La sala en cuestión se denominaba Graves Hall, en homenaje al exmiembro del KKK y gobernador estatal Bibb Graves, y este jueves pasó a llamarse Lucy-Graves Hall, para honrar simultáneamente a Autherine Lucy Foster, la primera estudiante afroamericana en ser admitida en esa universidad, hecho del que se cumplieron ese día 66 años.

Según precisa el periódico del centro educativo, Lucy solo pudo asistir a clases durante tres días, antes de que múltiples disturbios y protestas en el campus provocaran su suspensión. No fue hasta 1963, siete años después, que la universidad admitió a nuevos estudiantes negros.

Entre tanto, la sala mantuvo el apellido de Graves, miembro del Partido Demócrata, quien ejerció dos mandatos como gobernador de Alabama en las décadas de 1920 y 1930. Paradójicamente, Graves fue considerado un progresista para su época y se reunió con opositores a la segregación racial.

"Algunos dicen que hizo más para beneficiar directamente a los afroamericanos de Alabama que cualquier otro gobernador, a través de sus muchas reformas", asegura John England, presidente del grupo de trabajo que se ocupa de dar nombre a los edificios y espacios de la casa de estudios.

No obstante, lo cierto es que Graves también fue Gran Cíclope, grado que designa a los oficiales en jefe de secciones del KKK, y disfrutó del respaldo secreto de ese grupo de odio​ supremacista durante su campaña electoral de 1926.

Controversia 

Si bien la dirección de la universidad, para defender el mantenimiento de su apellido en la sala en cuestión, se remitió a la renuncia de Graves al Ku Klux Klan en 1928 y a su trabajo conjunto con "sindicatos, prohibicionistas y defensores del sufragio femenino", muchos estudiantes se mostraron en desacuerdo.

El consejo editorial del periódico universitario calificó la nueva designación como un "compromiso cobarde que presenta la ilusión de un impulso hacia adelante mientras se aferra a un pasado racista", y concluyó que "combinar los nombres de Lucy y Graves significa unir dos legados: uno que la universidad debería abrazar y otro del que debe deshacerse. Intentar conmemorarlos como iguales es injusto".

El año pasado, la universidad renombró dos edificios, uno con el nombre de un miembro de la junta universitaria segregacionista y el otro con el de un historiador que supuestamente se negó a enseñar a estudiantes negros.