La compañía Meta ha anunciado que podría verse obligada a cesar por completo las actividades de redes sociales como Facebook e Instagram en Europa si no puede seguir transfiriendo datos personales de usuarios a EE.UU.
"Si no se adopta un nuevo marco de transferencia de datos transatlánticos y no podemos seguir confiando en las SCC [cláusulas contractuales estándar] o confiar en otros medios alternativos de transferencia de datos de Europa a Estados Unidos, probablemente no podremos ofrecer una serie de nuestros productos y servicios más importantes, incluidos Facebook e Instagram, en Europa", comunicó la empresa en un informe anual publicado el pasado 2 de febrero.
Los reguladores europeos están trabajando en una nueva legislación que regulará la transferencia de los datos de los usuarios de los ciudadanos de la Unión Europea a través del Atlántico. Por su parte, desde Meta se aseguró en el documento presentado ante la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (SEC, por sus siglas en inglés) que la medida "afectaría materialmente y adversamente nuestro negocio, condición financiera y resultados de operaciones".
Asimismo, un portavoz de la compañía señaló que Meta no desea ni planea cancelar sus redes sociales en Europa, ni tampoco es la primera vez que plantea dichas preocupaciones. "Pero la simple realidad es que Meta, y muchas otras empresas, organizaciones y servicios, dependen de las transferencias de datos entre la UE y EE.UU. para operar servicios globales", se comunicó desde la empresa.
En agosto de 2020, la Comisión de Protección de Datos de Irlanda emitió una orden preliminar para detener la transferencia de datos de usuarios de Facebook de la Unión Europea a EE.UU. Se espera que el organismo emita una decisión final en la primera mitad del 2022.
Mientras tanto, en julio de 2020, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que el estándar de transferencia de datos entre ambos territorios no protege adecuadamente la privacidad de los ciudadanos europeos y restringió la forma en que las empresas estadounidenses podían enviar sus datos al país norteamericano.