Las dos pasadas jornadas han dejado en España desoladoras imágenes sobre el intento de entrada masiva de migrantes desde Marruecos a la ciudad autónoma de Melilla, enclave español en el norte del país africano.
En tan solo 48 horas alrededor de 4.000 personas, en su mayoría de origen subsahariano, intentaron saltar la elevada valla metálica con alambre de espinas que separa los territorios de los dos países. Más de 800 de ellos lo consiguieron y están siendo acogidos en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) de la ciudad.
Los videos grabados por testigos presenciales han causado indignación en parte de la ciudadanía española, así como dudas sobre los operativos policiales desplegados para repeler los intentos de entrada.
Uno de los videos más compartidos, que incluso ha sido difundido por políticos como Íñigo Errejón, líder del partido Más País, ha sido el de un joven que ya se encontraba en el lado español de la valla e iba bajando dificultosamente ayudado por unos garfios que le servían para mantenerse en la alambrada.
Mientras descendía, con la ropa visiblemente destrozada por los elementos disuasorios de la valla, los agentes antidisturbios comenzaban a golpearle con las porras incluso antes de alcanzar el suelo. Una vez allí, los agentes continuaron golpeándole y pegándole patadas mientras el hombre permanecía tumbado boca abajo.
En otra de las grabaciones se observa cómo los jóvenes que logran atravesar la valla son golpeados inmediatamente por los agentes españoles, utilizando un uso de la fuerza contraria a los protocolos, según señalan algunos usuarios. Además, muchos de los agentes de la Policía y de la Guardia Civil no llevaban la identificación visible obligatoria, práctica que llevan años denunciando diversos colectivos.
En uno de los videos difundidos por la televisión pública de Melilla se aprecia lo que parecen devoluciones en caliente de migrantes, una práctica prohibida por el derecho internacional. Al final del video, se ve cómo a través del complejo de vallas cuatro agentes transportan a un hombre que parece inconsciente.
Muchas personas han hecho hincapié en que se trata de migrantes que huyen del hambre y de la guerra y que ante la imposibilidad de utilizar vías legales, que son ampliamente restrictivas en Europa, se ven obligados a ingresar en los países de manera irregular, sufriendo cortes y siendo golpeados por agentes de seguridad.
También han sido muchos los que estos días han estado comparando la diferencia de trato entre los refugiados ucranianos que huyen de un conflicto armado y los refugiados que llegan desde el sur: el África subsahariana o los países musulmanes.
La rápida respuesta dada por la Unión Europea (UE) a la crisis de las personas que abandonan Ucrania, dotándoles de libertad de movimientos y dándoles facilidades de todo tipo, contrasta con la respuesta que las autoridades españolas dan a los migrantes que ingresan por las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, o bien en patera.
Las organizaciones que trabajan por los migrantes llevan años denunciado que en numerosas ocasiones se violan sus derechos humanos al privarles de traductor, asistencia letrada y acceso a realizar la solicitud de refugiados.
Ahora, las más de 800 personas que consiguieron penetrar en Melilla esta semana están siendo atendidos en el CETI de la ciudad, un espacio que está diseñado para acoger a algo más de 700 migrantes, y que con las entradas de estos días ha visto superada ampliamente su capacidad.