La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, tiene previsto reunirse esta semana con funcionarios de alto nivel de EE.UU. para abordar temas en el área de energía y comercio, en medio de un contexto complejo por la solicitud de extradición del exmandatario Juan Orlando Hernández.
Desde la Casa Presidencial confirmaron la visita del subsecretario de Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente del Departamento de Estado estadounidense, José W. Fernández, quien asistirá al país centroamericano junto con un grupo de empresarios.
El motivo de esta reunión, con fecha aún por definir, es ampliar las áreas de cooperación en materia económica, en un momento de desafíos para la región por el aumento de las cotizaciones del petróleo.
De hecho, este mismo lunes la presidenta Castro dio la orden a la Secretaría de Finanzas de su país para que asuma "el 50% del aumento al diésel", mientras se evalúan "otras alternativas aún en estas precarias condiciones".
Además de Fernández y su comitiva, un grupo de congresistas estadounidenses llegará a Honduras para discutir con Castro temas como la defensa de derechos humanos y la migración. La información fue confirmada la semana pasada por el secretario privado de la presidencia, Héctor Zelaya.
"Nosotros estamos asumiendo la responsabilidad como Gobierno que conlleva estar en esta gestión y vamos a hacer un buen trabajo. Y así como la comunidad internacional nos está dando un voto de confianza, tenemos la confianza de la población", aseveró Zelaya.
El secretario de la presidencia ha insistido en que la estrategia del Ejecutivo está centrada en "el tema energético, la reactivación económica y la deuda externa", por lo que adelantó que las primeras decisiones que tome el Gobierno de Castro estarán en sintonía con esas prioridades.
Buena relación con Washington
Desde el inicio de su Gobierno, la actual mandataria hondureña contó con el beneplácito de la Casa Blanca, un gesto que quedó en evidencia con la mediación de Washington en el conflicto a lo interno de su partido en el Congreso y la asistencia de la vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, para la toma de posesión de Castro.
Pero más allá de la diplomacia, EE.UU. tiene un objetivo claro en su agenda: la extradición del expresidente hondureño, el conservador Juan Orlando Hernández, quien fue detenido a los pocos días de dejar el poder, acusado de tener vínculos con el narcotráfico.
Por eso, a pesar de las fricciones que hubo en el pasado con Manuel Zelaya –esposo de Castro y derrocado en 2009–, la nueva táctica de la Casa Blanca en Honduras apunta a la búsqueda de una nueva aliada para recuperar una importante zona de influencia.
La urgencia de esta alianza cobra especial sentido si se toma en cuenta que uno de los retos para la administración de Joe Biden es el tema migratorio, y Honduras es uno de los países que más empuja a sus habitantes a emprender el peligroso viaje a EE.UU. debido a las condiciones de pobreza, violencia y exclusión social que parecen haberse profundizado aún más tras el golpe de Estado a Zelaya.