Ante las iniciativas para presionar a Rusia por su operativo militar en Ucrania, que sigue en curso desde el 24 de febrero, en Europa se escuchan cada vez más declaraciones sobre la necesidad de alcanzar la independencia energética y dejar de importar los hidrocarburos de Moscú. Markus Krebber, director ejecutivo de RWE, el segundo productor de energía más importante de Alemania después de E.ON, advirtió sobre las "enormes consecuencias" que supondría el embargo inminente a los suministros rusos en estos momentos.
"Un cese inmediato tendría consecuencias imprevisibles para el suministro de calefacción a los hogares", declaró Krebber este lunes durante una conferencia en la sede de su compañía, en Essen.
Una interrupción de los suministros más prolongada provocaría daños duraderos en las plantas de producción de la industria y en las pequeñas y medianas empresas, subrayó el director ejecutivo. Por lo tanto, la postura del Gobierno alemán, que no se apresura a imponer sanciones sobre el suministro de gas y petróleo de Rusia, es comprensible, señaló.
"Las sanciones tienen que ser establecidas de tal manera que también podamos aguantarlas", concluyó Krebber, en referencia a las consecuencias que conllevarían las medidas para toda la industria energética de Alemania.
Al igual que el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, el jefe de RWA también subrayó la importancia de lograr la independencia y la sostenibilidad en el suministro de energía "lo antes posible". Pero también fue realista al reconocer lo devastador que puede ser el cese inmediato de las importaciones desde Rusia.
- La semana pasada, Estados Unidos prohibió las importaciones del petróleo, gas natural licuado y carbón ruso en respuesta a las acciones militares de Rusia en Ucrania, aunque el presidente Joe Biden reconoció que sus aliados europeos podrían ser incapaces de adoptar las mismas medidas inmediatamente por depender más de los suministros energéticos rusos.
- Para Alemania, Rusia sigue siendo la principal fuente de recursos energéticos. El país europeo importa un 55 % del gas, un 50 % del carbón y un 35 % del petróleo de la nación eslava. Ahora pretende minimizar esa dependencia.