En el actual conflicto de Ucrania, una de las figuras más controvertidas es la de los mercenarios, personas que van a luchar a cambio de una recompensa económica. Varios de ellos han denunciado que el pago prometido muchas veces no llega y, por eso, hay algunos que se han retirado de la zona de enfrentamientos. También hay combatientes de países latinoamericanos. Nuestra colaboradora Camila Lozano nos explica los detalles.
A pesar de que varios gobiernos han declarado no respaldar a los ciudadanos que van a luchar en territorio ucraniano, aparecen historias sobre mercenarios de diferentes partes del mundo que van al país eslavo para unirse a las tropas de combate.
¿Por qué van?
Algunos de ellos son exmilitares con experiencia, pero otros son personas ajenas a la guerra motivadas por recibir una recompensa. Mientras muchos ucranianos buscaban afanosos salir de su país, había extranjeros que se abrían paso hacia una guerra desconocida.
Los mercenarios son de países como EE.UU., Francia, Afganistán, Siria, Irak, Noruega, Finlandia e incluso de países latinoamericanos como Brasil, Perú y Colombia. Una de las razones que lleva a esos combatientes a Ucrania es el dinero. La otra va sujeta a ideologías, muchas veces radicales, y a la motivación mediática y cibernética.
"El proceso para alistar a los extranjeros que quieren ir a combatir resulta ser muy rápido porque están siendo reclutados como medida de urgencia, y eso hace que todo el proceso de negociación o de contratación, al ser muy rápido, no logre resolver todas las dudas para involucrarse en un conflicto de estos. Algunas de las dudas son, por ejemplo, cuáles son las garantías que debería tener la persona que está siendo contratada o que ya está recibiendo dinero para participar en las hostilidades", explicó Andrés Macías, doctor en filosofía, estudios de paz y conflictos.
Grave huella en la paz
Al tiempo que los gobiernos latinoamericanos reaccionan titubeantes ante lo que pasa entre Rusia y Ucrania, ciudadanos colombianos, brasileños y chilenos están dispuestos a luchar en una guerra completamente ajena. César Pérez Farfán, reservista del Ejército de Perú, explicó a medios de su país la difícil situación que afronta en una base fronteriza en Ucrania, en donde señala que hay falta de disciplina, organización y logística, además de no recibir chalecos, cascos ni munición.
Martín Ríos, un colombiano de 27 años que sirvió como voluntario en el Ejército de Ucrania, aseguró que teme por la vida de dos de sus compatriotas que todavía se hallan en el territorio del país eslavo e indicó que espera que no tengan que utilizar la bala que les dejaron por si tomaban la decisión de suicidarse ante la posible captura de las tropas rusas.
Los extranjeros que combaten desconociendo cualquier protocolo pueden dejar una grave huella en cualquier acción hacia la paz. Han llegado a ese territorio con la convicción de batallar en contra de quienes pretenden atacar comunidades civiles rusas, y de quienes han sido denominados por expertos como grupos neonazis.
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