El Partido Popular (PP), la formación conservadora más importante de España y principal fuerza de la oposición, celebrará este viernes y sábado, 1 y 2 de abril, su XX Congreso Nacional en la ciudad de Sevilla.
En este encuentro se proclamará por unanimidad, ante la falta de otros candidatos, a Alberto Núñez Feijoó como nuevo presidente del partido y se llevará a cabo una especie de refundación de esta fuerza política, después de los vaivenes que ha vivido en los últimos cuatro años, desde que perdiera el poder a través de una moción de censura en 2018.
Cuatro años de errores estratégicos
El anterior presidente, Pablo Casado, fue apartado del liderazgo por los líderes territoriales del partido, quienes en una tensa reunión le obligaron a convocar este Congreso y a no presentarse a la reelección.
Este punto de inflexión se produjo después de una serie de vaivenes ideológicos que tienen su causa en el auge del partido de extrema derecha Vox, que cada vez le arrebataba más votos y se le iba acercando más en las encuestas.
Así, Casado titubeó durante este periodo entre escorar a su partido aún más a la derecha, para competir en ese espectro ideológico con Vox, o intentar distanciarse de esa formación llegando a dedicar durísimas palabras tanto a Vox como a su líder, Santiago Abascal.
Sin embargo, la relación entre ambos partidos se fue estrechando poco a poco debido a que se necesitan mutuamente para la formación de gobiernos, al no tener relaciones con otras formaciones que les permitan alcanzar mayorías para gobernar en las distintas regiones. De este modo, en los últimos años Vox ha apoyado desde fuera Gobiernos del Partido Popular en Andalucía, Murcia y Madrid, mientras que ha integrado un gobierno de coalición con los populares recientemente en Castilla y León.
Luchas internas
La gota que colmó el vaso del descontento en el interior del partido, desconcertado por algunos de los vaivenes, fue la lucha mantenida con otra de las figuras destacadas de la formación, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y, en su día, una apuesta personal del propio Pablo Casado.
La pugna entre Ayuso y Casado llegó a su punto álgido cuando la primera acusó al segundo públicamente de haber promovido un espionaje hacia ella con la intención de destruirla políticamente. Por su parte, Casado respondió asegurando que lo que se investigaba es si la presidenta madrileña había contratado irregularmente con su hermano, algo prohibido por la legislación.
El mayúsculo escándalo se saldó con el conclave que arrancó a Casado el compromiso de no presentarse a la reelección en el cargo y con todos los ojos puestos en Núñez Feijoó, uno de los barones del PP mejor valorados.
Núñez Feijoó ha gobernado en la región de Galicia durante cuatro legislaturas consecutivas con uno resultados superiores a los que su partido ha logrado a nivel nacional. Percibido como una de las figuras más moderadas del PP, se espera que ponga algo de orden en la organización interna de esta formación, si bien se está a la espera de conocer cuáles serán sus líneas estratégicas.
Se especula si continuará el viaje hacia la derecha iniciado por su antecesor o si pondrá distancia con la ultraderecha de Vox en aras a lograr volver a ser la voz única en las instituciones de la derecha en el más amplio sentido, aglutinando desde el centro derecha hasta posiciones más escoradas.
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