La multinacional química alemana BASF advierte de las drásticas consecuencias que tendría la interrupción del suministro de gas procedente de Rusia, informa el diario alemán Frankfurter Allgemeine.
Si el suministro de gas se redujera a la mitad, la planta de Ludwigshafen —el mayor productor químico del mundo con casi 40.000 empleados— tendría que cerrar, alerta Michael Vassiliadis, miembro de la junta directiva de BASF y presidente de un sindicato químico, citado por el medio.
Si el suministro de gas se situara por debajo del 50 %, el centro no podría seguir funcionando de forma estable y tendría que se clausurado por completo, lo que traería consigo la pérdida de "cientos de miles de puestos de trabajo en un periodo de tiempo relativamente corto" y afectaría el mercado de la industria química.
El director general de BASF, Martin Brudermüller, declaró con anterioridad que no hay forma de sustituir el gas ruso a corto plazo, si bien el grupo está trabajando intensamente para reducir su dependencia de este suministrador.
Frankfurter Allgemeine señala que la industria química no puede funcionar sin petróleo y gas y alerta que sin este sector se detendrá la economía, ya que los ciudadanos dependen en gran medida de esa industria en su vida cotidiana.
Los productos petroquímicos representan el 20% de las prendas de vestir, el 40% de los productos cosméticos e incluso el 35% de las aspirinas, imprescindibles en el botiquín de la mayoría de las familias.
La UE obtiene, aproximadamente, el 40% de sus importaciones de gas natural de Rusia. Sin embargo, a raíz de la operación militar rusa en Ucrania, el bloque se comprometió a reducir su dependencia de la energía rusa en dos tercios para este año y de forma completa para antes de 2030, sustituyéndola con suministros de otros proveedores y con energías renovables.
El Gobierno alemán cerró recientemente un acuerdo de gas con Catar, uno de los tres mayores exportadores de gas natural licuado del mundo. Sin embargo, el ministro de Energía de Catar, Saad Sherida al Kaabi, declaró la semana pasada que ningún proveedor será capaz de sustituir totalmente el gas ruso en Europa a corto plazo.
Moscú y la UE mantienen actualmente posturas encontradas sobre el pago de las futuras entregas de gas, ya que Bruselas se niega a pagar en la moneda rusa. El Kremlin afirma que monedas como el dólar y el euro se han visto comprometidas por las sanciones, pues Occidente ha congelado unos 300.000 millones de dólares en activos internacionales rusos, y subrayó que Rusia no entregará el gas gratuitamente.