Esta semana se ha conocido que la Fiscalía lleva un año y medio investigando a Luis Medina y a Alberto Luceño, un aristócrata madrileño y su amigo, por graves irregularidades en la formalización de un contrato de material sanitario en marzo de 2020, cuando el país registraba cientos de muertos diarios por coronavirus en la primera ola de la pandemia.
El magistrado del Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid ha citado a ambos en calidad de investigados para el próximo 25 de abril por la presunta comisión de los delitos de estafa agravada, blanqueo de capitales y falsedad documental. Los dos cobraron una mordida de más de 6 millones de euros por un contrato de emergencia para traer material sanitario para el Ayuntamiento de Madrid.
Al parecer, en los próximos días el juez decretará el embargo preventivo de los bienes de los dos comisionistas, a instancias de la Fiscalía. Se trata de una medida adoptada en previsión de que los acusados puedan hacer frente a su responsabilidad en caso de ser declarados culpables.
Material defectuoso a cambio de bienes de lujo
Los dos 'empresarios' cobraron supuestamente algo más de seis millones de euros en concepto de comisiones por haber facilitado la rúbrica de varios contratos con el Ayuntamiento de Madrid, obteniendo "un exagerado e injustificado beneficio", según el Ministerio Público.
A través de esos contratos se suministraron productos que, al parecer, resultaron de mala calidad. Los guantes eran de pequeño tamaño y casi no alcanzaban la muñeca, mientras que de los 250.000 test para detectar el coronavirus que se recibieron, solo 75.000 tenían una buena sensibilidad (94 %). Esta falta de concordancia con la calidad comprometida motivó que se acabarán devolviendo al Consistorio madrileño cerca de 4 millones de euros.
La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, los ha definido como "jetas que se han aprovechado de la desesperación de una administración y del dinero que están pagando los madrileños" para irse a "comprar coches y viviendas de lujo".
¿Quiénes son Luis Medina y Alberto Luceño?
Luis Medina y Alberto Luceño entraron en noviembre de 2020 en la lista negra de la Fiscalía Anticorrupción, cuando se inició la investigación que ahora les lleva al banquillo de los acusados. Entre los dos habrían llegado a cobrar a la administración pública un 148 % más del valor real de los productos.
Luceño se presentó como agente exclusivo de una empresa, con alta formación sobre importación de productos de mercados asiáticos y fábricas de ese continente a su disposición. Medina habría fingido contactos dentro de la Alcaldía. Al parecer la gran mayoría era un fraude.
Lo que sí se sabe de Luis Medina es que es hijo de la exmodelo Naty Abascal y el difunto duque de Feria, Rafael de Medina, por lo que se crió en el seno de una de las familias aristócratas más importantes de España, los Medinaceli. Ostenta el título de marqués de Villalba.
De la carrera empresarial de Medina se sabe más bien poco, aunque no deja de aparecer en las páginas de la prensa nacional. Se le ha catalogado como uno de los solteros de oro del país, y uno de los más elegantes. Así mismo también se ha dado cuenta de sus relaciones sentimentales con mujeres de su mismo extracto social.
Por su parte, Luceño es un personaje mucho más anónimo. Fue vicepresidente de la Asociación Española de Negocio y socio y director de Escuela Europea de Dirección y Empresa, organización supuestamente vinculada a la financiación ilegal del Partido Popular de Madrid en el caso de corrupción Púnica.
Para la Fiscalía, Alberto Luceño y Luis Medina "actuando de común acuerdo y con ánimo de obtener un exagerado e injustificado beneficio económico, ofrecieron al Ayuntamiento de Madrid la posibilidad de adquirir grandes remesas de material sanitario fabricado en China", según la querella.
¿Cómo llegaron al Ayuntamiento de Madrid?
Habría sido Luis Medina quien contactara con la Alcaldía madrileña, aprovechándose de su condición de persona pública y ampliamente conocida y de "su amistad con un familiar del alcalde de Madrid", José Luis Martínez-Almeida.
Por este medio habría conseguido el nombre y el contacto de la Coordinadora General de Presupuestos y Recursos Humanos del Área de Gobierno de Hacienda y Personal del Consistorio de Madrid. Con esta persona Luceño habría llevado a cabo las negociaciones, presentándose como "experto en importación de productos procedentes del mercado asiático, con fábricas en China a su disposición, y como agente exclusivo de la empresa malaya EEE, a través de la cual se iba a realizar la importación".
"En realidad, ni tenía experiencia significativa en negocios de importación ni disponía de fábricas en China, del mismo modo que tampoco era agente exclusivo de ninguna empresa malaya ni actuaba movido por ninguna intención altruista", sostiene el escrito de la Fiscalía.
¿En qué emplearon sus comisiones?
En marzo de 2020 el Ayuntamiento de Madrid firmó contratos con la empresa malaya Leno para adquirir 2,5 millones de guantes de nitrilo (4,5 millones de euros), un millón de mascarillas (5,9 millones de euros) y 250.000 test rápidos (3,8 millones). Por ellos acabó pagando en total 11,9 millones de euros, tras conseguir el reembolso de una parte, de los que 6,1 fueron al bolsillo de los dos comisionistas: un millón para Medina y 5,1 millones para Luceño.
Los precios fueron fijados por Luceño amparándose en su falsa calidad de agente exclusivo de la compañía y ocultando que una parte mayoritaria iría a pagar su comisión y la de su socio: el 60 % en el caso de la mascarilla, el 81 % en el caso de los guantes y el 70 % en el caso de los test.
Una de las circunstancias que ha llamado más la atención de este caso es que los dos empresarios fueron raudos gastándose el dinero, siempre en bienes de lujo.
Los 5,1 millones de euros que se habría embolsado Luceño fueron invertidos en una vivienda en la localidad madrileña de Pozuelo, por 1,1 millones; seis noches en un hotel de lujo en Marbella, por 60.000 euros; tres relojes Rolex, por 42.450 euros; y 12 vehículos de alta gama, entre los que se encuentran las marcas Ferrari, Porsche, Lamborghini, Mercedes o Range Rover, por valor de más de un millón de euros.
Por su parte, Luis Medina, al que su amigo y socio podría haberle ocultado que su comisión era suculentamente mayor, invirtió sus 1,1 millones de euros en comprase un yate por 325.515 euros que rápidamente puso a nombre de una sociedad gibraltareña, así como en la compra de dos bonos de 400.000 euros.
¿Cómo se descubrió todo?
La investigación no se inició por iniciativa del Ayuntamiento, sino que provino de una alerta del Servicio Estatal de Prevención del Blanqueo (SEPBLAC), después de recibir el aviso de las dos entidades bancarias en las que los dos individuos recibieron las comisiones a través de sendas transferencias desde Malasia.
Los bancos tienen la obligación de comunicar al SEPBLAC los movimientos sospechosos, como ocurrió en esta ocasión. Cuando solicitaron justificación a los dos implicados aportaron la documentación de Luceño, que ahora se sospecha que es falsa.
En 2020, cuando Anticorrupción contactó con Medina, este declaró que su papel en este caso se limitaba a una simple intermediación entre dos personas, la funcionaria encargada de gestionar la compra, a quien contactó a través del familiar del alcalde, y su amigo empresario. Una sucinta labor realizada al módico precio de algo más de un millón de euros.
¿Cuál es la postura del Ayuntamiento de Madrid?
El magistrado que está instruyendo el caso ha ofrecido al Ayuntamiento de Madrid la posibilidad de personarse en el proceso. De momento no se está investigando al alcalde de la capital ni a ningún otro cargo o funcionario. Sin embargo, se especula con que Martínez-Almeida pudiera haber intermediado con los comisionarios.
El regidor niega cualquier tipo de acusación en esa dirección. "No tuve ninguna participación directa ni indirecta en esa negociación", ha sostenido, a pesar de que habría sido su primo, Carlos Martínez-Almeida, quien habría puesto en contacto a Luis Medina con el Ayuntamiento. Agrega que desconocía que su primo hubiese intervenido y que este y Medina no guardan ninguna relación de amistad.
Así, según la versión del alcalde, Medina habría enviado dos emails al buzón de la Dirección General de Alcaldía, dirección proporcionada por el primo del alcalde. Los correos habrían sido redireccionados al área de Seguridad y Emergencias y posteriormente a la coordinadora General de Alcaldía, la persona encargada de comprobar la viabilidad de las contrataciones, que sería quien contactaría con Luis Medina.
La versión de este último es diferente. Según ha declarado a El Confidencial, tuvo contacto telefónico con el Ayuntamiento a través de una tercera persona que habló con el familiar del alcalde para preguntarle con quién tenía que contactar Medina. Así le facilitaron el teléfono de la responsable de Compras del Ayuntamiento.
Quien ya se ha confirmado que sí se persona como acusación popular es Más Madrid, el principal partido de la oposición en el Consistorio, de manos de su portavoz, Rita Maestre.
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