Konstantín Asmólov, investigador principal del Centro de Estudios Coreanos del Instituto del Extremo Oriente de la Academia de Ciencias de Rusia, evaluó en un artículo publicado este miércoles por el Club Internacional de Debates Valdái la relevancia de la cuestión nuclear en Corea del Norte, y concluyó que Pionyang podría llevar a cabo una prueba nuclear en un futuro próximo y, como consecuencia, enfrentarse a una nueva ola de sanciones.
De acuerdo con el experto, la serie de logros militares demostrados por Corea del Norte a finales de 2021 y principios de 2022 –como la prueba de un nuevo misil balístico de largo alcance Hwasong-17, capaz de llevar una carga nuclear a cualquier punto de EE.UU., que se realizó el pasado mes de marzo– ha provocado una creciente preocupación en Occidente, que acusó al país asiático de violar la moratoria sobre las pruebas de misiles balísticos intercontinentales (ICBM), anunciada en 2018 por el líder norcoreano, Kim Jong-un, durante una reunión con el entonces presidente de EE.UU., Donald Trump.
Asmólov subraya que no es correcto acusar a Pionyang de violar la moratoria: "No se trataba de un documento jurídicamente vinculante, sino de un 'gesto de buena voluntad' que se apoyó con la esperanza de que el 'buen comportamiento' de Corea del Norte se viera recompensado con contramedidas de consenso, al menos a nivel de alivio de sanciones. "En ese sentido, el hecho de que no haya habido lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales durante tanto tiempo merece bastante respeto", agrega.
Posibilidad de una nueva prueba nuclear y de otra serie de sanciones
Al mismo tiempo, el especialista no descartó la posibilidad de que, "en una situación determinada", Pionyang pueda llevar a cabo una nueva prueba nuclear. Asmólov indica que así lo confirman las evidencias de que el reactor de cinco megavatios del complejo nuclear de Yongbyon, el más importante de Corea del Norte, está operativo, así como las declaraciones de Kim Jong-un sobre la necesidad de reconstruir la estación de lanzamiento de satélites de Sohae, o la detección de signos de actividad cerca del sitio nuclear de Punggye-ri.
El investigador detalló que estos movimientos de Pionyang responden a un conjunto de razones, tanto políticas como técnico-militares, relacionadas con la necesidad de probar una serie de novedades en este ámbito. Un año después de la llegada al poder de la Administración de Joe Biden, a las autoridades norcoreanas les ha quedado claro que el nuevo Gobierno estadounidense "no tiene intención de cambiar de política y, aunque dicen estar dispuestos a negociar en cualquier momento y lugar, no ofrecen nada nuevo", añadió.
Además, Asmólov señaló que, en ese contexto, el país asiático podría enfrentarse a "una nueva ronda de presión de sanciones, que hasta ahora ha sido contenida por las acciones de Rusia y China". Agregó que "las afirmaciones de que Corea del Norte ha roto su 'moratoria de lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales' –porque los lanzamientos de la primavera de 2022 son, a pesar de la distancia formal, prácticas de misiles balísticos intercontinentales de gran altura y preparativos para el lanzamiento de un satélite de reconocimiento– ya se escuchaban incluso antes de que Pionyang pronunciara la palabra 'ICBM'".
"Un golpe para el modelo tradicional de orden mundial"
De acuerdo con el experto, el programa nuclear de Corea del Norte sigue siendo relevante, especialmente porque "la crisis en Ucrania ha supuesto un golpe para el modelo tradicional de orden mundial", ya que las declaraciones de los dirigentes ucranianos sobre la posibilidad de obtener sus propias armas nucleares influyeron claramente en la decisión del presidente ruso, Vladímir Putin, de llevar a cabo en el país vecino un operativo militar especial.
En este contexto, Asmólov apuntó que actualmente existe una mayor probabilidad de que, en el nuevo entorno, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU ya no sean tan unánimes a la hora de votar otro paquete de sanciones contra Corea del Norte.
Asimismo, el experto subrayó que la probabilidad de que Pionyang decida unir por la fuerza la península de Corea se clasifica como "una fantasía, no como una suposición analítica", incluso en un hipotético escenario en el que la cuestión coreana se desvanece en el fondo de una nueva escalada en torno a Ucrania o el intento de China de resolver la 'cuestión de Taiwán' por todos los medios posibles, incluidos los 'no pacíficos'.