El director general de Tesla y SpaceX, Elon Musk, se convirtió la semana pasada en el accionista principal de Twitter, tras adquirir una participación pasiva del 9,2 % en la compañía por valor de 2.900 millones de dólares. La Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. informó el pasado lunes que el multimillonario será incorporado a la junta directiva de la red social.
Al día siguiente, el director ejecutivo de la compañía, Parag Agrawal confirmó la llegada de Musk a la mesa directiva, subrayando que el empresario "es tanto un apasionado creyente como un intenso crítico del servicio", y que eso es, precisamente, lo que necesita la red social. La noticia causó una subida inmediata del precio de las acciones de Twitter.
Sin embargo, el sábado se dio a conocer que Musk no se unirá a la junta directiva. El nuevo documento sometido a la Comisión de Bolsa y Valores tras su renuncia a forma parte de ella establece la condición de que Musk puede "expresar sus opiniones a la junta y/o a los miembros del equipo directivo del emisor y/o al público a través de los medios sociales u otros canales".
"Parece que Musk se dio cuenta de que estar en la junta directiva de Twitter podría haberle impedido disfrutar de uno de sus pasatiempos favoritos: tuitear lo que le dé la gana", indicó la revista Fortune.
El medio explica que, además de la cláusula restrictiva que le habría puesto el límite del 14,9 % sobre la participación de la compañía, el documento original sobre el ingreso en la junta le habría impuesto la responsabilidad fiduciaria de actuar en el mejor de los intereses de la empresa y de sus accionistas.
Esto significa que, de continuar con su práctica habitual de publicar tuits provocadores y bromistas, podría incurrir en una demanda por parte de uno de los inversores de la compañía en caso de dirigirlos contra Twitter o sus directivos.
Como ilustrando dicha incompatibilidad, Musk publicó ya el mismo jueves la famosa foto de sí mismo fumando marihuana en el programa de podcast de Joe Rogan, junto a la frase: "La próxima reunión de la junta directiva de Twitter va a estar encendida".
El sábado, el empresario sugirió que cada suscriptor de Twitter Blue debería ser verificado automáticamente y debería poder pagar con la criptomoneda dogecoin. La misma jornada publicó un tuit separado con la pregunta: "¿Se está muriendo Twitter?"
Un día después, preguntó a sus seguidores en una encuesta si consideran que la sede de esa compañía en San Francisco debería convertirse en un refugio para personas sin hogar, "ya que nadie aparece de todos modos".