El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, lamentó este lunes la muerte de Rosario Ibarra de Piedra, una histórica dirigente de derechos humanos que sentó las bases para denunciar las desapariciones forzadas en México y luchar por encontrar a las víctimas.
"Es una pérdida. Es una de las mujeres más consecuentes de los últimos tiempos en la historia de nuestro país. Una mujer excepcional porque sale de su casa en busca de su hijo y no deja de hacerlo hasta su muerte", señaló el mandatario, quien recordó que 2019 se le otorgó la medalla Belisario Domínguez, que es el reconocimiento civil más importante del país.
"Ya no pudo asistir a la premiación, pero envió una carta muy acorde con sus convicciones, y me pidió que yo hiciera todo lo que estuviera de mi parte para encontrar a los desaparecidos y luchar junto con los familiares de las víctimas de la violencia", dijo.
Por eso, agregó, propuso a su hija, Rosario Piedra Ibarra, como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), nombramiento que fue resistido por parte de la oposición que todavía "guarda un profundo odio" como rémora del México autoritario en el que la activista comenzó a luchar.
"Mi madre, Manuela Obrador, la quería mucho. Votó por ella para la presidencia, y pues es un testimonio del amor de las madres a los hijos", dijo al mostrar fotos de Ibarra de Piedra a su lado, una de ellas de 1994, en la que ambos están con el Subcomandante Marcos.
"Ella me puso la banda de presidente legítimo y estuvo hasta el final cuando estuvimos protestando por el fraude de 2006. Fue una gran señora, por ella se salvaron muchos que los tenían encarcelados, por y ella y por otras mujeres también, con el Comité Eureka que formaron cuando la Guerra Sucia", explicó.
Como homenaje a Ibarra, al término de su conferencia el presidente pidió que pusieran la canción 'Amor y control' de Rubén Blades, que destaca el amor de una madre a su hijo.
¿Quién fue?
En México, el nombre de Rosario Ibarra se convirtió en un sinónimo de la defensa por los derechos humanos.
Por eso el sábado, en cuanto sus familiares confirmaron que había muerto a los 95 años de edad, se multiplicaron los mensajes de condolencias de líderes políticos, sociales, periodistas y activistas que siguen el legado que esta mujer comenzó en la década del 70.
Eran los años de la Guerra Sucia, un periodo marcado por la violencia política y a partir del cual el Gobierno de Luis Echeverría persiguió a través de maneras ilegales a opositores políticos. Entre ellos estaba Jesús Piedra Ibarra, un estudiante de Medicina de 21 años que militaba en la Liga Comunista 23 de septiembre.
El 19 de abril de 1975, el joven fue desaparecido.
Desde ese día, su madre no dejó de buscarlo. Reclamó ante las autoridades de todas las formas posibles, ya fuera con huelgas de hambre o denuncias internacionales. En 1977, fundó el Comité Eureka, una organización pionera en la denuncia de violaciones a derechos humanos.
En la mayoría de países sudamericanos, muchas otras mujeres se organizaban para reclamar por los crímenes de las dictaduras. La gran diferencia es que en México no había habido golpes de Estado, no gobernaban los militares y supuestamente regía la democracia. Era una ficción, ya que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernaba desde 1929 y se quedaría en el poder hasta el año 2000.
A pesar de las presiones del Estado, de la indiferencia de los medios de comunicación y de gran parte de la sociedad, Ibarra nunca se dio por vencida. En 1982 se convirtió en la primera mujer que se postuló a la presidencia de México. Obtuvo 416.488 votos. Años más tarde sería diputada y senadora.
Ya en los 90, se sumó al naciente Partido de la Revolución Democrática (PRD), la fuerza política que aglutinó a la izquierda del país que encabezaba Cuauhtémoc Cárdenas y en la que participó López Obrador. Después volvería al Partido de los Trabajadores.
Más allá de sus alianzas partidarias, Ibarra jamás traicionó sus convicciones, lo que le permitió ser postulada en varias ocasiones al Premio Nobel de la Paz. Pero ella no aspiraba a premios. Lo único que quiso siempre fue encontrar a su hijo.