EE.UU. ha destinado más de 2.500 millones de dólares en asistencia militar a Ucrania desde finales de febrero y planea aumentar esta cifra. Los funcionarios norteamericanos advierten de que no saben dónde va a parar el arsenal suministrado, pero este apoyo se traduce en enormes beneficios para la industria armamentista.
"Todo lo que se envía hoy a Ucrania proviene de reservas, ya sea del Departamento de Defensa o de nuestros aliados de la OTAN, y todo esto son buenas noticias", dijo el pasado 25 de marzo el director ejecutivo de Raytheon, Gregory Hayes, quien encabeza uno de los principales grupos empresariales fabricantes de armas de EE.UU. "Eventualmente tendremos que reponerlo y veremos un beneficio para el negocio en los próximos años", añade.
Un representante de esa compañía y de otras siete del complejo militar industrial estadounidense se reunieron la semana pasada con el Pentágono para hablar específicamente sobre Ucrania. Para acelerar la aprobación de las ventas y transferencias producidas por los contratistas de defensa, el Pentágono ha establecido un equipo especial, convirtiéndose de este modo en intermediario entre las compañías armamentistas y otros países.
"La industria armamentística en Estados Unidos es importante en todos los aspectos", valora Martha García Torres Landa, experta en materia de conflictos y paz. "Influye en su economía, en la bolsa de valores, en su producto interno bruto, en la oferta de trabajo que tienen, inclusive en las elecciones presidenciales y en la política exterior".
Tanto el actual secretario de Defensa como el anterior vienen de la junta directiva de la compañía Raytheon. Otro ejemplo de la influencia del sector, es que los fabricantes de armas han gastado 2.500 millones en cabildeo durante las últimas dos décadas, empleando, en promedio, más de 700 lobistas por año durante los últimos cinco años, más de un cabildero por cada miembro de Congreso.
"El problema de contar con estos expertos financiados por la industria armamentista, como su especialista en temas de guerra y paz, es que siempre van a intentar resolver los problemas con más guerra", afirma Jim Naureckas, editor de la organización de control de medios FAIR. "Realmente representan los intereses de sus empleadores, quienes a su vez se benefician de la venta de armas, por lo que su solución siempre será que debemos enviar más armas a este conflicto para resolver el problema. Nunca van a decir que necesitamos reducir la tensión, buscar una desescalada o negociar una salida", concluye.