La Armada de EE.UU. reconoció recientemente la muerte de siete marineros del portaviones USS George Washington. Al parecer cuatro de ellos se habrían suicidado en el último año y tres más entre 2019 y 2020, informó CBS News.
Los últimos tres casos se reportaron en poco más de una semana en abril, luego de los cuales las autoridades militares iniciaron una investigación. En este contexto, se está examinando si las condiciones de vida de los reclutas fueron determinantes y si los comandantes de la embarcación hicieron todo lo posible para que estas fueran las adecuadas. Las circunstancias en torno a sus muertes siguen sin estar claras.
En declaraciones a NBC News, varios de los miembros del USS George Washington señalaron las difíciles condiciones de trabajo como un posible detonante de los suicidios a bordo. En ocasiones carecen de electricidad, dependen de un solo baño de trabajo para todos, la comida es deficiente y el ruido durante las obras de construcción hace imposible dormir.
"Al estar en el astillero, es un entorno industrial. Está sucio. No tienes los servicios básicos como agua caliente, luz, calefacción y refrigeración ni comida de calidad", contó a The Hill, Elaine Luria, una veterana retirada de la Marina.
El pasado 25 de abril, el suboficial mayor de la Marina, Russell Smith, visitó el portaviones y respondió a las preguntas de su tripulación. Reconoció el problema de los suicidios y que las condiciones de trabajo no eran fáciles ni "agradables", y que habrían podido ser mejores. No obstante, argumentó que los marineros pueden irse a casa la mayoría de las noches y no están "durmiendo en una trinchera como podría estar haciendo un infante de marina".
El USS George Washington ha estado atracado en el astillero de Newport News (Virginia, EE.UU.) desde 2017, donde viene siendo sometido a reabastecimiento de combustible de sus dos reactores nucleares y complejos trabajos de revisión, que incluyen reparaciones y actualizaciones significativas. Si bien la mayoría de los marineros, aproximadamente 2.700, se van a casa después de sus turnos, cientos de ellos viven fuera del estado y prefieren simplemente soportar las condiciones casi inhabitables del buque. La mayoría de la tripulación está relegada a tareas de limpieza y reparación en lugar de los trabajos para los que se alistaron en la Marina.