A sus 76 años, Luiz Inácio Lula da Silva ya es precandidato a la presidencia en las próximas elecciones brasileñas, que se celebrarán en octubre. Se trata de la sexta vez que el líder del Partido de los Trabajadores (PT), que gobernó el país entre 2003 y 2010, se presenta a unos comicios.
Lo hizo oficial esta mañana durante un evento en Sao Paulo, ante la presencia de unas 4.000 personas, donde también anunció a su compañero de fórmula y quien en el pasado fue su acérrimo enemigo político, Geraldo Alckmin, del Partido Socialista Brasileño (PSB).
"Este es un momento especial porque logramos reunir a todas las fuerzas políticas progresistas del país en una misma campaña", dijo Lula en su mensaje dirigido a la nación. "Mi causa es restaurar la soberanía del país y del pueblo brasileño. Defender nuestra soberanía es enaltecer nuestra alta política, que en el pasado elevó a Brasil en el escenario internacional y nos hizo debatir en pie de igualdad con las naciones más ricas del mundo", aseguró.
Alckmin no pudo participar de manera presencial del acto de lanzamiento, debido a que el jueves se confirmó que estaba contagiado de covid-19, por lo que deberá permanecer aislado por una semana. Sin embargo, no perdió la oportunidad de dar un discurso en el formato de videoconferencia.
"Quisiera decir que ninguna disputa pasada me servirá de pretexto para dejar de apoyar y defender el regreso de Lula a la presidencia", dijo. "Seré un socio leal, seriamente comprometido con su propósito de hacer de Brasil un país socialmente más justo, económicamente más fuerte, ambientalmente más responsable y respetado internacionalmente, y para eso tenemos una gran lucha por delante, una lucha por el cambio", declaró.
Con esta alianza y bajo el lema 'Vamos juntos por Brasil', el líder del Partido de los Trabajadores quiere llegar a los electores de centro y más conservadores decepcionados con el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.
Además de miembros de centrales sindicales y movimientos sociales, junto a ellos este sábado también estaban los representantes de los partidos que ya han anunciado su apoyo: Solidaridad, PSB, Partido Comunista de Brasil (PCdoB), Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Partido Verde (PV) y Red de Sostenibilidad (Rede).
Encuestas favorables
La última encuesta, publicada el viernes, refleja una considerable ventaja de Lula por sobre el actual mandatario. El sondeo mensual del instituto demoscópico Ipespe, encargado por el banco de inversión XP, arrojó que Lula cuenta con el 44 % de intención de voto, contra el 31 % de Bolsonaro.
En tercer lugar aparece el exgobernador de Ceará y exministro Ciro Gomes (Partido Democrático Laborista) con apenas el 8 %, lo que habla de uno de los escenarios preelectorales más polarizados de la historia de Brasil.
Además, en caso de una segunda vuelta electoral, que se llevará a cabo si ninguno de los candidatos alcanza el 50 % de los votos válidos el 2 de octubre, el petista se impondría por 20 puntos a su más cercano rival, 54% a 34%.
De vuelta al ruedo
La candidatura de Lula adquiere un significado relevante, ya que representa su vuelta al ruedo tras recuperar sus derechos políticos en abril del año pasado después de la anulación de las condenas por corrupción en su contra, entre ellas, la que le llevó a la cárcel un año y siete meses, y que permitió que Bolsonaro ganase las elecciones de 2018.
Lula siempre negó las acusaciones y dijo ser víctima de una conspiración para impedir que se presentara a aquellos comicios, en los que partía como favorito. No solo la Corte Suprema le dio la razón. El mes pasado, el Comité de Derechos Humanos de la ONU concluyó que el proceso en su contra no fue imparcial y se violaron sus derechos políticos.