Las reservas de las Fuerzas Armadas de Ucrania no están recibiendo el apoyo militar necesario y eso se debe a la gran corrupción en el país, declaró al diario británico The Times un teniente ucraniano bajo condición de anonimato.
Según el oficial, algunos integrantes de las fuerzas de reserva voluntaria quieren abandonar el Ejército ucraniano porque están disgustados con la corrupción que han encontrado. Señaló que las unidades de reserva a menudo son descuidadas y que su papel de apoyo, fuera de los focos, las convierte en objetivos fáciles para el fraude. Así, el dinero para compras de suma importancia desaparece de forma rutinaria.
"Hay un presupuesto claro. Pero no está claro cómo se ha gastado ese dinero", indicó el teniente. "Hay robos incluso a nivel de batallón: por ejemplo, se compraron supuestamente tablones y piezas de metal para apuntalar las trincheras, por valor de unos 20.000 dólares. Ninguno de nuestros mandos puede explicar a dónde fue a parar ese dinero", agregó.
El oficial destaca que la mayoría de los hombres bajo su mando deben participar en los combates con armas y equipos anticuados: la ametralladora más moderna que tienen fue fabricada en 1942. También resaltó que Kiev tiene múltiples problemas con la formación, la alimentación y la vestimenta de las fuerzas de reserva.
"Nuestras armas son viejas ametralladoras soviéticas que no disparan. No había instructores, no había entrenamiento normal de tiro. Raciones, ninguna. A los voluntarios les proporcionaron simples walkie-talkies, que no tienen codificación y de un alcance de poco más de un kilómetro. Tenemos que vivir en un campo o en un bosque. No hay sacos de dormir ni ropa de abrigo. La mitad de los hombres se enfermaron por ello", reclamó.
Todo este conjunto de problemas, derivado de la corrupción estatal, afecta en gran medida a la motivación de los combatientes, dijo el teniente. "Vienen aquí dispuestos a luchar, pero ahora ya están pensando en cómo volver a casa o convertirse en partisanos", concluyó el militar.