EE.UU. considera que los dirigentes de China tienen planeado preparar a sus Fuerzas Armadas para "tomar" Taiwán, declaró este martes el general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., durante una audiencia del Comité de Asignaciones del Senado.
Según afirmó el alto militar, el presidente chino Xi Jinping "se ha fijado el objetivo de tener sus militares preparados en cuanto a capacidad –que no es lo mismo que decir que va a invadir–, pero sí de tener la capacidad de tomar la isla de Taiwán".
Milley calificó ese objetivo de "muy ambicioso" y subrayó que "está por ver si los chinos serán capaces de cumplirlo, si tendrán la capacidad o no, pero ese es el objetivo fijado para el 2027". "Tenemos que tenerlo en cuenta a medida que avanzamos en el futuro", añadió.
El pasado martes, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, dijo que Washington apoyará a Taiwán "con todos los medios necesarios para defenderse de cualquier posible agresión, incluida la acción unilateral de China para alterar el 'statu quo' que ha estado vigente durante muchas décadas". Asimismo, el alto funcionario indicó que el país norteamericano ha realizado o facilitado ventas de armas por valor de casi 20.000 millones de dólares y 2.500 millones en ventas comerciales directas a Taipéi desde 2017.
A su vez, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, recordó que los dirigentes norteamericanos "han declarado en varias ocasiones que EE.UU. no apoya la 'independencia de Taiwán'", lo que, sin embargo, no ha impedido a Washington seguir vendiéndole armas y tener contactos oficiales con las autoridades locales, enviando así "señales erróneas a las fuerzas separatistas".
- Pekín considera a Taiwán como parte irrenunciable de su territorio e insiste en que cualquier negociación con la isla que pase por encima del Gobierno central viola el principio clave de su política de una sola China. La mayoría de los países, incluido Rusia, reconocen a la isla como parte integral de la República Popular China
- Aunque Washington no reconoce a Taiwán –que se autogobierna desde 1949 con una administración propia como país independiente–, mantiene una política de ambigüedad estratégica hacia la isla, reservándose el derecho a mantener relaciones especiales con Taipéi, que, en su opinión, toma sus propias decisiones