Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE.UU. habrían comprado el acceso a los datos de ubicación de teléfonos celulares de millones de estadounidenses con el pretexto de rastrear el cumplimiento de las medidas de control contra el covid-19, según documentos de la propia institución obtenidos por Vice News a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información.
De acuerdo a los datos recogidos, los CDC planeaban utilizar la información obtenida para monitorear el acatamiento de la población al confinamiento, pero también controlar actividades no relacionadas con el covid-19, como la efectividad de la política en la Nación Navajo, un territorio de población nativa repartido entre cuatro estados en el suroeste de EE.UU.
"Los CDC también planean utilizar los datos y servicios de movilidad conseguidos a través de esta adquisición para apoyar áreas programáticas no relacionadas con el covid-19 y prioridades de salud pública en toda la agencia, incluidos, entre otros, viajes a parques y espacios verdes, actividad física y modo de viaje, y migración de la población antes, durante y después de desastres naturales", rezan los documentos.
A pesar de que el tipo de datos que obtuvo la institución fueron agregados, es decir que fueron diseñados para seguir las tendencias que surgen de los movimientos de grupos de personas, los investigadores han expresado repetidamente su preocupación sobre cómo los datos de ubicación pueden ser desanonimizados y utilizados para rastrear a personas específicas.
Asimismo, los documentos recogidos por el medio dan cuenta de que los CDC pagaron 420.000 dólares para acceder durante una año a los datos de la empresa SafeGraph, cuya aplicación fue eliminada de Play Store en junio pasado y que cuenta entre sus inversores con Peter Thiel, uno de los cofundadores de Paypal, y el exjefe de inteligencia saudí Turki bin Faisal al Saud.
Si bien los CDC insistieron en que los datos de SafeGraph eran "cruciales para los esfuerzos de respuesta en curso, como el control por horas de la actividad en las zonas de confinamiento o el recuento detallado de las visitas a las farmacias participantes para el monitoreo de vacunas", el investigador de seguridad cibernética Zach Edwards señaló que la agencia parecía haber "creado [...] también una variedad de análisis con estos datos enfocados específicamente en la 'violencia'".