Los planes de la Unión Europea de imponer un embargo a las importaciones del petróleo ruso y prohibir la prestación de seguros petroleros deben ser realistas, porque reducir a cero el comercio de crudo con Rusia no es posible, ni deseable, estima el analista energético de Bloomberg, Julian Lee, en un artículo publicado este 8 de mayo.
El experto señaló que las preocupaciones de Hungría, Croacia y Eslovaquia deben ser tomadas en serio en vista de los planes del bloque de renunciar a los suministros del crudo ruso en los próximos seis meses y las compras de productos refinados para finales de este año.
En este sentido, Lee recordó que el tramo sur del oleoducto Druzhba, que transporta el petróleo de Siberia a Europa, va por el territorio de dichos países. Sus refinerías fueron construidas especialmente para procesar la mezcla del crudo bombeado por ese sistema. Según el especialista, todas ellas experimentarán problemas "si se ven obligadas a buscar alternativas para el otoño".
El analista apuntó a que las características del crudo ruso Urals pueden conseguirse con la mezcla del petróleo de otros lugares, aunque será más costoso. "No es que las refinerías de Hungría, Eslovaquia y Croacia no puedan funcionar, sino que no podrán hacerlo con la misma eficacia o rentabilidad", explicó.
Lee citó las estadísticas que comprueban que las entregas de hidrocarburos rusos a los tres países mencionados no son insignificantes, pero tampoco enormes.
Así, los datos de la estatal rusa de oleoductos Transneft muestran que se suministraron unos 240.000 barriles diarios a dichas naciones en 2021. Esto representa un 10 % de todas las exportaciones del crudo que Transneft transportó hacia países occidentales el año pasado y menos del 7 % del total de las entregas al "extranjero lejano" (países más allá de las fronteras de la antigua URSS).
Productos refinados
Sin embargo, Lee sostiene que la situación con los productos refinados rusos plantea "un conjunto diferente de desafíos", y cada país europeo va a tener que buscar vías alternativas de suministro.
Como los productos derivados del petróleo se producen para cumplir las normas regulatorias de los clientes, la variación química es mucho menor en comparación con la que existe entre los crudos naturales. "Esas normas varían en las distintas partes del mundo, pero el gasóleo producido para cumplir las especificaciones de la UE en una refinería de Oriente Medio puede sustituir a un producto similar procedente de Rusia", detalló el experto.
Lee explicó que el problema radica en si considerar como ruso el gasóleo producido en una refinería india que procesa el petróleo suministrado por Moscú.
En este contexto, hizo referencia a las palabras del director general de Shell, Ben van Beurden, quien declaró la semana pasada que en el mundo no hay sistemas para rastrear "si esa molécula en particular se originó en una formación geológica en Rusia". Beurden agregó que el producto pierde su origen si es "tratado, reformado o cambiado sustancialmente". Es decir, el gasóleo exportado de una refinería india que procesa el petróleo ruso debe considerarse como el producto refinado indio, aclaró Lee.
Otro enfoque sería sancionar todos los productos de cada refinería que opera con el petróleo ruso. "En un mercado mundial en el que la oferta ya es escasa, sobre todo en el caso del gasóleo, eso sería un suicidio económico", alertó el experto.
Lee considera que el petróleo ruso seguirá teniendo compradores en el mercado, pero los costes reales afectarán al sector petrolero del país y los ingresos del Gobierno. Las restricciones contra las exportaciones directas de los productos derivados golpearán a la rama del refinado, lo que tendrá repercusiones en toda la cadena de suministro.
Además, el cierre del mercado europeo obligará a transportar el crudo a distancias más largas. "Y luego las sanciones sobre el envío se sumarán al coste de la entrega", pronosticó Lee.